El ácido cannabigerólico (CBGA) y el ácido cannabidiólico (CBDA) podrían unirse a la proteína del Covid-19, impidiendo que entre en las células y ayudando así a prevenir la infección. Esto es lo que dicen los investigadores afiliados a la Universidad Estatal de Oregón en su informe de investigación. Los cannabinoides bloquean la entrada celular del SARS-CoV-2 y las variantes emergentes que aparecieron el 10 de enero en la revista académica Journal of Natural Products.
“Biodisponibles por vía oral y con un largo historial de uso humano seguro, estos cannabinoides, ya sean aislados o en extractos de cáñamo, tienen el potencial de prevenir y tratar la infección por SARS-CoV-2”, escribieron los investigadores en un resumen del estudio.
“Estos ácidos cannabinoides son abundantes en el cáñamo y en muchos extractos del mismo”, añadió Richard van Breemen, del Centro de Innovación Global del Cáñamo del Estado de Oregón en la Facultad de Farmacia y el Instituto Linus Pauling, “no son sustancias controladas como el THC, el ingrediente psicoactivo de la marihuana, y tienen un buen perfil de seguridad en humanos”.
Tirar por la borda el Texto Refundido de la Ley de Estupefacientes mediante referéndum solicitando la derogación de artículos significativos como se señala en el sitio web del Comité por el “No” a las Drogas Legales. De hecho, el referéndum sobre las drogas, presentado como una liberalización de las llamadas drogas blandas (una definición científicamente inapropiada), se abre en cambio al libre cultivo de todo tipo de drogas y al libre tráfico de las llamadas drogas blandas. Sin embargo, con respecto a la investigación de van Breemen, siento decepcionar, al menos a “hippies”, pero no estamos hablando de ninguna manera de cannabis, (drogas blandas), fumar en compañía de otras personas con el consiguiente subidón, con el doble objetivo de combatir la Covid y, al mismo tiempo, olvidar todos los efectos sociales y económicos de la pandemia.
Si, de hecho, se demostrara la eficacia de los medicamentos derivados del cáñamo en relación con los principios activos CBGA y CBDA y se validara su uso, su utilización implicaría el protocolo metodológico habitual de lo que es, precisamente, un medicamento: patología, diagnóstico y prescripción terapéutica con lo que la farmacopea es capaz de preparar. No, por supuesto, drogarse para “curarse”.
Suponiendo que no existan o no se descubran en un futuro fármacos con la misma eficacia contra la enfermedad, es posible que se encuentren en un futuro próximo soluciones sin las contraindicaciones de los fitocannabinoides, sobre las que la profesión médica sigue sospechando y vigilando, como también surgió durante la VI Conferencia Nacional sobre Adicciones celebrada en Génova el pasado mes de noviembre. E incluso sin abrir todas las cuestiones éticas implicadas, la cresta sigue siendo igualmente resbaladiza.
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