La administración Trump está recortando las contribuciones de EE. UU. a la ayuda de las Naciones Unidas hasta solo $2 mil millones, una caída masiva de los enormes $17 mil millones entregados en los últimos años, como parte del impulso del presidente Donald Trump para revisar la ayuda exterior y forzar reformas en la hinchada burocracia de la ONU.
Los funcionarios dicen que el dinero se destinará a un fondo central optimizado dirigido a crisis globales específicas, comenzando con 17 países muy afectados como Ucrania, Siria, Bangladesh y Haití, al tiempo que enfatizan la necesidad de una supervisión más estricta y un liderazgo más inteligente para reducir el despilfarro. Esta medida se produce cuando la ONU suplica $23 mil millones en 2026 en medio de graves déficits de financiación por parte de los donantes occidentales.
Notablemente ausentes de la lista de financiación están Afganistán y Palestina, con la ayuda a Gaza gestionada por separado bajo un plan específico de EE. UU., lo que indica el enfoque sensato de Trump para priorizar los intereses estadounidenses.
La decisión subraya la promesa de Trump de reducir el papel de Estados Unidos en los interminables donativos extranjeros. Como decía un informe, «EE. UU. promete $2 mil millones para la ayuda humanitaria de la ONU mientras Trump recorta la financiación, advierte a las agencias que ‘se adapten o mueran'», destacando el mensaje de amor duro de la administración a los organismos internacionales. Otro medio señaló el «agudo contraste» con la generosidad pasada, con Trump continuando su cruzada contra el gasto global sin control.













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