Mientras que todavía hace dos años, el entonces primer ministro japonés Shinzō Abe, del Partido Liberal Democrático, confirmó la ilegitimidad del “matrimonio” del mismo sexo en Japón en base al artículo 24 de la Constitución, que establece que “el matrimonio sólo puede basarse en el consentimiento mutuo de ambos sexos”, en marzo de 2021, un tribunal de la ciudad de Sapporo declaró en cambio esta norma inconstitucional, dando la razón a las peticiones presentadas por algunas parejas del mismo sexo que aspiraban al matrimonio.
Hace tres días, el 20 de junio, el Tribunal de Distrito de la ciudad de Osaka dictaminó que, en cambio, la prohibición del “matrimonio” entre personas del mismo sexo se ajusta perfectamente a la Constitución del país, y también rechazó la demanda de los futuros cónyuges de una indemnización de un millón de yenes (7.400 dólares) para cada pareja.
De hecho, el tribunal dictaminó que “la libertad de matrimonio en la Constitución de 1947 significa sólo las uniones entre hombres y mujeres y no incluye las uniones entre personas del mismo sexo, y por lo tanto prohibir los “matrimonios” entre personas del mismo sexo no es inconstitucional”. El juez Fumi Doi, además, declaró que el matrimonio, para las parejas heterosexuales, es un sistema establecido por la sociedad para proteger la relación entre un hombre y una mujer que engendran y crían hijos, y que la forma de proteger las relaciones entre personas del mismo sexo siguen siendo objeto de debate público”.
Los grupos activistas LGBT+ están decepcionados, aunque el tribunal instó al parlamento a buscar métodos para proteger mejor las relaciones entre personas del mismo sexo, incluyendo opciones para “legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo”.
Como “iFamNews” informó en 2020, algunas secciones territoriales de las principales ciudades japonesas, por ejemplo, los distritos especiales de Shibuya y Setagaya en Tokio, reconocen las parejas del mismo sexo de las prefecturas de Ibaraki y Osaka, hasta el punto de que hoy en día unos 50 gobiernos locales del país admiten las parejas de hecho. Esto significa que también existen y se reconocen ciertos derechos, que se refieren, por ejemplo, a las visitas hospitalarias a la pareja o al acompañante, o a la asignación de pisos de alquiler a las parejas.
Pero lo que está en juego no son los áticos ni las casas de campo, evidentemente. Hace apenas unos días, “iFamNews” informaba del descontento, por decirlo suavemente, de la comunidad LGBT+ de Japón por la imposibilidad de adoptar niños para las parejas del mismo sexo. Probablemente sea esto lo que pretende el “matrimonio” homosexual, tanto en Japón como en otras partes, y no el lanzamiento de ramos de flores.
Discussion about this post