Esta cuestión podría parecer puramente procesal, pero no lo es.Tras un largo debate en la Cámara de los Lores, que junto con la Cámara de los Comunes forma el Parlamento del Reino Unido, Lord Michael Bruce Forsyth, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos de la misma Cámara, miembro del Partido Conservador, decidió retirar la enmienda que habría introducido el llamado “suicidio asistido” en el texto del Proyecto de ley de salud y asistencia, el proyecto de ley de “salud y atención” que propone reorganizar parte del sistema sanitario británico.
Varios colegas del barón Forsyth, de todo el espectro político, se opusieron a la enmienda, que habría obligado al gobierno a presentar al Parlamento un proyecto de ley de “suicidio asistido” en el plazo de un año desde la aprobación del proyecto de ley de salud y asistencia.
La razón procesal a la que se alude es en realidad doble. Por un lado, ya existe un texto, que está siendo examinado por el Parlamento, específico sobre el tema Proyecto de ley sobre la muerte asistida, presentado por la baronesa Molly Christine Meacher, una ley ya polémica en sí misma y en el centro de muchos enfrentamientos, dentro y fuera de las Cámaras.
En otro sentido, como cuestionó Lord Daniel Michael Gerald Moylan, también compañero de partido de Forsyth, “[…] la idea de que podemos imponer al gobierno algo que no quiere hacer, para lo que no tiene mandato electoral y que no está en su plataforma política, parece un abuso”.
Sin embargo, más allá de la mera cuestión de procedimiento, el debate entre los Pares planteó importantes cuestiones de fondo. Por ejemplo, la relación entre la “muerte asistida” y los cuidados paliativos es siempre inversamente proporcional: allí donde hay acceso a la “muerte asistida” en el Reino Unido, se constata que los cuidados al final de la vida están menos valorados y ofrecen menos calidad que en otros lugares.
Por su parte, Lord Robert Thomas William McCrea, del Partido Unionista Democrático, añadió durante el debate en la Cámara Alta que “[…] un proyecto de ley de suicidio asistido, por muy buena intención que tenga, alteraría la actitud de la sociedad hacia los ancianos, los enfermos graves y los discapacitados, enviando el mensaje de que el suicidio asistido es una opción que deberían considerar”.
Fuera del parlamento, Catherine Robinson, la portavoz de Right To Life UK, una organización benéfica provida y punto focal del Intergrupo Parlamentario por la Vida, de todos los partidos, ha hablado con firmeza. Robinson declaró: “Los parlamentarios tenían razón al criticar la enmienda sobre el suicidio asistido de Lord Forsyth por considerarla improcedente desde el punto de vista del procedimiento y fundamentalmente peligrosa en su evidente intento de garantizar la legalización del suicidio asistido. Como se ha señalado repetidamente en el debate […], el parlamento ya está estudiando el proyecto de ley de muerte asistida de la baronesa Meacher, y ha rechazado cientos de enmiendas que demuestran lo poco práctico e imprudente que es.”
Sin embargo, la batalla está ganada, pero no la guerra: De hecho, Lord Forsyth expresó su intención de volver a presentar la enmienda en la fase de informe del proyecto de ley, prevista entre febrero y marzo.
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