El presidente Joe Biden retiró el pasado 28 de enero a Estados Unidos del bloque de países signatarios de la Declaración del Consenso de Ginebra (DCG). Quedan 34. El documento afirma que no existe el “derecho al aborto” y que la salud de la mujer debe impulsarse respetando la vida humana desde la concepción, fortaleciendo la familia y respetando la soberanía de cada nación.
La DCG, firmada el 22 de octubre de 2020, es un instrumento diplomático inédito que permite a los países firmantes defenderse de imposiciones ideológicas por parte de organismos internacionales
¿Cómo surgió la iniciativa? ¿qué esperar con la salida del gobierno estadounidense? ¿es posible fortalecer el bloque? A solicitud de la Political Network for Values, Jacqueline Halbig Von Schleppenbach responde desde Washington a estas preguntas. Ella es directora general de Sovereign Global Solutions y miembro del cuerpo de expertos de nuestra red; acompañó de cerca de la creación de la DCG y fue consultora del bloque.
¿Cómo se gestó la Declaración del Consenso de Ginebra (DCG)?
La iniciativa fue idealizada por Valerie Huber, que fue representante especial de la Oficina de Asuntos Globales en el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos durante la administración Trump. Su labor era asesorar al gobierno en términos de estrategia y negociación en los foros multilaterales, incluyendo las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Las Naciones Unidas y estos otros órganos multilaterales son famosas por intimidar y manipular a los países en desarrollo para que reciban ayuda económica a cambio de políticas públicas que violan los valores fundamentales de sus pueblos. Gobiernos locales a menudo se sienten intimidados a realizar cambios con los que no están de acuerdo en la política interna de su país.
A Valerie se le ocurrió que una forma de apoyar a los países que promueven y defienden la dignidad de la vida humana y la protección de la familia sería formando una coalición que les permitiera formar un vínculo y mantenerse unidos contra las tácticas coercitivas que se utilizan contra ellos y a las que a menudo sucumben.
Durante los dos años que precedieron a la formación de la DCG, Alex Azar, secretario de Salud, y Mike Pompeo, secretario de Estado, celebraron reuniones y encuentros con representantes de varios países en Washington para que sus líderes pudieran familiarizarse entre sí y con la posición de Estados Unidos sobre los valores mencionados; esto ayudó a sentar bases. En 2020 se redactó la DCG y se compartió con numerosos países, de los cuales hubo 34 firmantes además de Estados Unidos
¿Esperaban que tuvieran una adhesión tan amplia?
Nos dirigimos a todos los países que pudimos y que pensamos que podrían estar interesados en unirse. La respuesta fue muy positiva y nos sorprendió gratamente. La DCG superó con creces los cosignatarios de acuerdos y declaraciones anteriores, encabezados también por Estados Unidos. El mayor consenso anterior a la DCG tenía 25 firmantes.
Una organización ciudadana emitió una declaración en la que decía que llevaban casi 20 años intentando conseguir este mismo objetivo de formar una coalición de países con ideas afines para permanecer juntos. Estamos muy satisfechos porque significa que tenemos valores compartidos y que otros países están interesados en proteger su soberanía de la manipulación de las Naciones Unidas. Esperamos que más países se adhieran a la DCG. Si pudimos conseguir 35 en poco tiempo, estoy seguro de que podremos conseguir cifras aún mayores.
Los firmantes de la DCG son muy heterogéneos e integran un bloque de países en torno a la defensa de la dignidad humana, la vida, la familia y el respeto a la soberanía nacional. ¿Eso muestra que tales valores poseen aún fuerte apelo político?
Sí, creo que tiene razón. Muchos países han debatido y decidido sus propias posiciones políticas que reflejan sus valores internos. Aunque nuestros valores son constantemente atacados, no han desaparecido; son realmente importantes. Las naciones soberanas tienen derecho a decidir sus propias leyes y políticas y nunca deben ser coaccionadas.
Cuando el presidente Trump se dirigió a las Naciones Unidas, en 2019, habló como líder de los Estados Unidos y dijo: «para las naciones que desean gobernarse a sí mismas, ejerzan la soberanía que Dios les ha dado para hacerlo; si quieren la democracia aférrense a su soberanía; los líderes sabios anteponen el bien de su propio pueblo y de su propio país. El futuro no pertenece a los globalistas, pertenece a las naciones soberanas e independientes que protegen a sus ciudadanos y honran a sus vecinos y respetan las diferencias entre ellos».
Así que, aunque puede haber diferencias entre las leyes de los países que pertenecen a la DCG, me parece que todos ellos desean firmemente tomar sus propias decisiones y gobernar a su propio pueblo a partir de sus valores, y creo que los ciudadanos de estas naciones desean anteponer su lealtad a su propio país. La DCG refuerza y apoya su decisión de hacer precisamente eso.
¿Hay actualmente algún otro instrumento comparable a la DCG? ¿Es realmente un instrumento eficaz para que representantes políticos locales resistan a presiones ideológicas externas?
La DCG es el único instrumento de su índole. No tiene precedentes y es histórico. Reúne a naciones soberanas de todas las regiones del mundo, incluido el Pacífico Sur.
Si la comunicación y el compromiso entre los países de la DCG se mantienen firmes, puede ser muy eficaz. Su eficacia dependerá de la fuerza y la voluntad de los países, así como de su coordinación. Los legisladores nacionales de los países que forman parte de la DCG deberían animar y recordar a sus dirigentes del Ejecutivo su compromiso de mantenerse unidos a los demás países y resistir las importantes tácticas de intimidación de las Naciones Unidas que amenazan su soberanía.
Estados Unidos lideraba este bloque ¿Cómo queda ahora con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca?
El gobierno de Biden ya retiró a Estados Unidos de la DCG. La DCG cuenta actualmente con 35 países, pero una coalición tan inédita e incipiente, necesita poder seguir a un líder. Estoy muy agradecida de que Brasil haya aceptado tomar la delantera y ocupar el lugar de Estados Unidos para coordinar los esfuerzos de los países de la DCG. Así que, aunque no puedo hablar de cómo lo harán, sé que Brasil está muy comprometido con la DCG y con seguir trabajando para hacer crecer el esfuerzo.
Muchos países necesitarán estímulos, aunque hayan firmado la declaración. Siempre necesitarán que se les refuerce en sus compromisos. Sabemos que Kenia, por ejemplo, ha recibido presiones de grupos internacionales proabortistas para que se retire de la DCG.
Aunque la DCG debe ser firmada por naciones soberanas y requiere de una decisión tomada por el Ejecutivo [normalmente el Ministerio de Asuntos Exteriores o el Ministerio de Salud], es muy importante y útil que los legisladores de cada nación pidan que sus gobernantes que, si son signatarios, e mantengan firmes y fortalezcan su compromiso, y si no l son, que se adhieran al consenso. Las organizaciones ciudadanas pueden hacer lo mismo convirtiéndose en portavoz de la DCG.
Lea completa la Declaración del Consenso de Ginebra aquí.
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