Francia, una ley monstruosa sobre bioética, en el limbo

El centro-derecha se ha llevado la mejor parte, pero de alguna manera Monsieur le Président todavía tiene la sartén por el mango

Imagen de Pam Simon de Pixabay

El jueves 24 de junio, como se esperaba, el Senado de la República Francesa rechazó en tercera lectura el proyecto de ley sobre bioética, ya sometido a numerosas enmiendas y aprobado en cambio por la Asamblea Nacional en el Palacio Borbón.

Lo rechazó adoptando una cuestión preliminar y evitando así examinar de nuevo todos los Artículos del texto, que ahora volverá a la Asamblea para una aprobación final y definitiva y que previsiblemente será aceptado, a pesar de que las dos cámaras del parlamento transalpino no han llegado a ningún acuerdo. Sin embargo, la última palabra la tiene esta Cámara, y desde luego ésta no dejará que se la lleven.

A decir verdad, incluso el Senado, de mayoría de centro-derecha, está dividido en algunos puntos del proyecto de ley, especialmente en lo que respecta a la procreación médicamente asistida (MAP) para todas las mujeres, solteros y homosexuales incluidos, considerado con razón por algunos como el caballo de Troya que traerá a Francia la gestación por cuenta ajena (GPA), es decir, la “gestación subrogada” o el “vientre de alquiler”, según el caso.

“La PMA pour toutes les femmes était un engagement du président de la République” -La PMA para todas las mujeres fue un compromiso del Presidente de la República-, ha dicho Adrien Taquet, de La République en Marche (LREM), el partido del presidente, y secretario de Estado para la Infancia y la Familia, subrayando así el compromiso reiteradamente recordado de Emmanuel Macron en este frente desde la campaña electoral que le llevó al Elíseo en 2017. Lo prometió, y quiere mantener su palabra.

Un nuevo Roi Soleil, un nuevo Napoleón, Monsieur le Président quiere mandar y puede, por el momento, aunque le preocupan las elecciones presidenciales previstas para el próximo año.

En cuanto a la PMA, cuenta con el apoyo de sus compañeros de partido, pero también con el del senador Bernard Jomier, del área socialista, que también lamentó que se incluyera esta parte en la ley de bioética, ya que acabó “eclipsando otras cuestiones importantes”. Cuenta con el apoyo de la senadora Laurence Cohen, del Partido Comunista Francés, que dijo que “el campo de los progresistas ha ganado contra el campo de los retrógrados”. Y también cuenta con el apoyo de una parte de la derecha, por ejemplo Alain Milon, profesor universitario, filósofo y senador del partido Les Républicains (LR), personalmente partidario de la “gestación subrogada”.

Profundamente diferente, de entrada, es la posición de Bruno Retailleau, presidente del grupo LR en el Senado, y de Catherine Deroche, presidenta de la Comisión de Asuntos Sociales del partido, que reiteran la necesidad de que cada niño tenga al menos potencialmente una madre y un padre, respetando plena y absolutamente las familias monoparentales, y temen que el PMA conduzca entonces a la legalización “en breve, de la gestación subrogada”.

Monsieur le Président ha elegido el terreno de juego y, por ahora, tiene la pelota en sus manos, pero tendrá que contar con un electorado variado, que no es sólo el de los vernissages -barnizados- parisinos y que ya ha mostrado su abierta disconformidad en las calles y plazas.

El juego se desarrollará en varios frentes y es difícil creer que las mujeres libres y liberadas de Francia puedan aceptar la idea de una práctica tan violenta contra su propio sexo.

Puede leer en este enlace lo publicado a lo largo del tiempo por “iFamNews” para recapitular el proceso legislativo de la loi bioéthique francesa, que duró casi dos años.

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