En un artículo publicado en The Free Press, el fundador del grupo, el Dr. Stanley Goldfarb, que pasó la mayor parte de su carrera en la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, relata tras una increíble serie de abusos que sufrió: “En marzo de 2022 publiqué un libro, “Take Two Aspirin and Call Me By My Pronouns” (Tome dos aspirinas y llámeme por mis pronombres) y fundé una asociación sin ánimo de lucro con unos cuantos conocidos llamada “Do No Harm” (no hacer daño) para combatir las prácticas discriminatorias en medicina.
Iniciamos un programa para informar al público y combatir la discriminación ilegal. Exigimos que cualquier propuesta de modificación de las normas o pruebas de admisión a las facultades de medicina requiera la aprobación legislativa y una audiencia pública, y estamos obteniendo resultados.
Nuestro argumento es que las facultades de medicina están comprometidas con la discriminación racial al servicio de la diversidad, la equidad y la inclusión.
Hemos presentado más de setenta denuncias ante la Oficina de Derechos Civiles (OCR) del Departamento de Educación de EE.UU., que existe en gran parte para investigar las escuelas que discriminan por motivos de raza, color, etnia, sexo, edad y discapacidad.
Sin duda, los activistas radicales no esperaban que nadie pusiera al Estado administrativo en su contra, pero eso es lo que hicimos. Y funcionó, incluso bajo la administración Biden”.
De hecho, el sitio web del grupo explica claramente las razones de los esfuerzos de este encomiable grupo de médicos y profesionales de la salud:
“Creemos que todo paciente merece tener acceso a la mejor atención posible y que deben derribarse las barreras a la atención. Sin embargo, la ideología radical del “antirracismo” está creando nuevas barreras y malas prácticas que ponen en peligro la salud y el bienestar de todos, incluidas las personas a las que pretende ayudar.
Llamamos la atención sobre la ideología radical del “antirracismo” en la atención sanitaria. Está cada vez más arraigada en la educación y formación médicas, la investigación médica, la práctica médica y la política pública médica, que promueve ideas divisorias y discriminatorias.
Esta realidad no es bien conocida, así que arrojemos luz sobre el alcance del problema y ofrezcamos soluciones concretas para resolverlo”.
“En “Do No Harm”, prosigue el artículo de “The Free Press”, “hemos señalado pública y repetidamente que la base más probable de las disparidades sanitarias no es el racismo, sino que los pacientes se presentan tarde en el curso de la enfermedad, demasiado tarde para obtener los mejores resultados.
Por este motivo, pedimos que se mejore el acceso de los pacientes pertenecientes a minorías y animamos a las instituciones sanitarias a que mejoren el acceso de las comunidades minoritarias. Creemos que centrarse en la identidad racial perjudica a la asistencia sanitaria… lo que conducirá a resultados aún peores…
Mi consejo a los colegas, jóvenes y mayores, es el siguiente: contraatacad utilizando todas las herramientas a vuestra disposición. Señala el daño que resulta de la rebaja de los estándares médicos profesionales. Denuncien la discriminación que se hace en nombre de la “equidad” y el “antirracismo”.
La doctrina woke destruye la cultura estadounidense, pero el virus de la “salud woke” matará más que la pandemia del Covid 19.
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