En un caso singular que ha captado la atención pública, Joshua Sutcliffe, un profesor cristiano de matemáticas, ha visto prohibida su actividad docente por una resolución de la Secretaría de Estado de Educación.
La decisión se basó en que “desprestigiaba la profesión” al no utilizar los pronombres preferidos de una alumna que se identificaba como varón. Joshua, padre de un niño de dos años, se arriesga a perder importantes ingresos como consecuencia de esta sentencia y tiene previsto recurrir la decisión con el apoyo del Centro Jurídico Cristiano.
Sutcliffe saltó por primera vez a la palestra pública en 2017, cuando emprendió una acción legal contra la escuela Cherwell, donde fue suspendido y posteriormente despedido por supuestamente “faltar al respeto” a una alumna a la que se refería como Alumna A. Durante una clase de matemáticas, Sutcliffe incluyó a la Alumna A en el discurso “bien hecho chicas”, lo que provocó una acalorada reacción de la estudiante.
A pesar de no tener directrices formales ni instrucciones sobre cómo referirse al alumno A, y a pesar de su impresionante historial docente, se inició una investigación sobre su comportamiento, que condujo a su suspensión y, finalmente, a su despido. La causa judicial contra la escuela Cherwell se resolvió posteriormente fuera de los tribunales.
A pesar de que las disputas entre Sutcliffe y ambas escuelas se habían resuelto, la TRA persistió en llevar a cabo una investigación contra él, que desembocó en una vista de siete días a principios de este año.
Investigaron los comentarios que había hecho sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo en respuesta a la pregunta de un estudiante durante una reunión de la Unión Cristiana y las acusaciones de que había presentado un vídeo sobre masculinidad sin ofrecer un punto de vista alternativo.
Al final de la audiencia, el panel recomendó una orden de prohibición contra Joshua, con una revisión prevista al cabo de dos años. El tribunal calificó a Sutcliffe de “intolerante” y determinó que su comportamiento constituía una conducta profesional inaceptable, potencialmente perjudicial para la reputación de la profesión docente.
A pesar de sus súplicas de clemencia y de las pruebas justificativas, Alan Meyrick, Director Ejecutivo de la Agencia de Regulación de la Enseñanza, concluyó que una orden de prohibición era proporcionada y de interés público. Meyrick, que actuó en nombre del Ministerio de Educación, declaró que su decisión se vio influida en parte por la falta de remordimiento de Sutcliffe por haber “faltado al respeto” al alumno A.
En consecuencia, Sutcliffe no podrá ejercer la docencia indefinidamente, y la fecha más temprana para solicitar la anulación de la orden de prohibición es 2025.
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