Tres claves para mejorar tu matrimonio: lo que no y lo que sí funciona

Prestar atención solo a lo que no va es la mejor manera de amargarse la vida y destrozar la convivencia

No funciona

Atender solo o principalmente a las “meteduras de pata”, a lo más negativo de tu cónyuge y pretender que lo corrija

Prestar atención solo a lo que no va es la mejor manera de amargarse la vida y destrozar la convivencia.

Sí funciona (¡sí, funciona!, te lo aseguro)

Prestar una atención exclusiva a lo mejor de tu cónyuge (siempre que sea verdadero: no inventes; observa con atención, optimismo, magnanimidad y buen humor)

Atender a lo mejor de quienes nos rodean, además de ser más justo, es el modo más eficaz de lograr una mejora efectiva de todos y cada uno.

No funciona

Exigir tus derechos y reclamar cuando pienses que no se respetan

Poner el punto de vista en los propios derechos es el camino más corto y directo hacia… ¡la frustración continua!

Funciona

Ser agradecido/a y buscar constantemente motivos para mostrarlo

La gratitud recompensa de mil modos, a cuál más jugoso, la deferencia que tenemos al mostrarnos agradecidos.

Nunca funciona 

Tener que “ceder” constantemente

Concebir lo que tu cónyuge te pide, y a ti no te entusiasma, como una dolorosa imposición, que lastima terriblemente… ¡tu ego! (tu tonto orgullo y tu tonta vanidad): 

El mayor enemigo de tu felicidad y la mía es… nuestro insaciable ego (gordo y feo).

Siempre funciona 

¡Amar… en lugar de “ceder”!

Transformar cualquier petición de tu cónyuge en una oportunidad para manifestar y hacer crecer tu amor.

Prueba… y verás que vale la pena

En lo humano, el motivo de más peso para hacer o dejar de hacer algo es que Lourdes, mi mujer, lo quiera o no lo quiera

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