32 a favor, 7 en contra, 10 abstenciones, una docena de ausentes, y la Ley 21, la peor ley de aborto del mundo, pasó anoche su segunda lectura en San Marino en el Gran y General Consejo.
Tras el referéndum del 26 de septiembre de 2021 que vio a la población de San Marino votar a favor de la legalización del aborto en la pequeña República, tras la distorsión de lo expresado en la pregunta del referéndum con la creación de un proyecto de ley peyorativo, más extremo y radical, que deshumanizaba la vida humana en el vientre materno, se aprobó una legislación que apesta a ideología a kilómetros de distancia y que no quiere hacer otra cosa que plantar otra bandera de “derecho” donde se violan los derechos.
Vulnera el derecho del niño por nacer, a venir al mundo; vulnera la libertad de conciencia del personal médico, que no podrá abstenerse de aplicar los procedimientos o tendrá que marcharse; vulnera la libertad de educación de los padres, al haber incluido entre los apartados de la legislación el relativo a la educación sexual del Estado a impartir en las escuelas.
Ningún grupo del ayuntamiento votó en contra. Todos los concejales son libres de votar “según su conciencia”, según la declaración del Partido Demócrata Cristiano de San Marino (PDCS).
“En el debate parlamentario se han desempolvado argumentos que los que no son demasiado jóvenes solían escuchar en los años 70 y principios de los 80”, comenta Antonella Mularoni, abogada y notaria de San Marino, ex jueza del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y Capitán Regente, es decir, Jefe de Estado, de San Marino, en declaraciones a “iFamNews”: “Parece que los extraordinarios avances científicos de las últimas décadas, incluso en el campo de la neonatología, sólo son importantes y útiles si sirven para el fin previsto, que es la interrupción del embarazo. Y con un gran ausente: el niño no nacido, que para los pro-abortistas sólo tiene valor si la madre lo quiere, de lo contrario la mujer puede hacer lo que quiera con él”.
Y es también el derecho de la madre, de la mujer, con otros, el que esta ley vulnera, poniendo como única limitación la entrevista con un asesor para las mujeres que decidan abortar dentro de las doce semanas de vida en el vientre materno. Incluso, con la posibilidad de optar por una reunión a distancia, a través de una pantalla, como enseña la “telemedicina” en otros países, e incluso una enmienda que quería hacer este acceso opcional, para proteger la libertad de elección y la privacidad también fracasó por los pelos. La viola porque, como señala el abogado Mularoni, “no creemos que estemos haciendo un bien a las mujeres al intentar que aborten lo antes posible, evitando segundas intenciones, y oponiéndonos a que se les presenten soluciones alternativas al aborto”. Como si el aborto fuera indoloro y careciera de consecuencias incluso a nivel psicológico, en muchos casos para el resto de la existencia”.
Ayer en San Marino “fue un día muy triste”, concluye, “para todos los que creen que la vida debe protegerse siempre, desde el primer hasta el último momento”.