Estados Unidos obtuvo una importante victoria en la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU el 21 de noviembre de 2025, con 68 naciones apoyando una enmienda propuesta por Estados Unidos a una resolución sobre cooperación técnica contra la delincuencia organizada. La enmienda exige que los programas de la ONU combatan la pornografía infantil, incluidas las formas virtuales y el sexting, en consonancia con el derecho internacional. Este resultado, respaldado por 68 votos a favor, 51 en contra (liderados por la Unión Europea) y 30 abstenciones, marca una reversión de la política anterior de Estados Unidos bajo la administración Biden, que se había alineado con los esfuerzos europeos para despenalizar ciertos materiales de explotación.
El debate se centró en la terminología y el alcance: la UE, hablando a través de Dinamarca, presionó para reemplazar «pornografía infantil» con «material de abuso sexual infantil», argumentando que lo primero implica consentimiento y está desactualizado. Las posiciones europeas, integradas en un tratado de la ONU sobre ciberdelincuencia de 2023, permiten explícitamente la producción, difusión y posesión de pornografía infantil virtual (como imágenes generadas por IA o robots sexuales) y despenalizan el sexting, incluso cuando involucran a menores.
Los diplomáticos estadounidenses respondieron que estas concesiones socavan las protecciones globales, enfatizando la adhesión al Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño, que Estados Unidos ha defendido durante 30 años para prohibir todas las formas de explotación sexual infantil. La enmienda garantiza que las iniciativas de la ONU ahora se adhieran estrictamente a los parámetros del Protocolo Facultativo, deteniendo efectivamente los esfuerzos para normalizar la pornografía infantil virtual y el sexting dentro de los marcos internacionales.
Este cambio bajo la administración Trump destaca una realineación geopolítica más amplia, con un amplio apoyo de las naciones no occidentales que rechazan lo que los críticos llaman una agenda europea «favorable a la pedofilia» que comenzó a alterar el lenguaje de la ONU en 2017. A medida que se intensifican los debates sobre la ciberdelincuencia y la explotación digital, este resultado señala un impulso renovado para establecer normas internacionales estrictas para proteger a los niños del material de explotación y adoptar una postura contra la degeneración moral.













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