El lobby pedófilo censura la academia

La organización "Prostasia" utiliza la semántica para promover un mensaje pro-pedofilia oculto tras la "seguridad infantil"

Pedofilia

Imagen de Pixabay

Un estudio arbitrario sobre una organización secreta pro-pedofilia y su conexión con el mundo académico fue eliminado al día siguiente de su publicación en el British Journal of Philosophy, Sociology and History (BJPSH). La organización está registrada como organización benéfica de protección de la infancia.

El análisis, escrito por Alaric Naude, profesor de inglés en la Escuela Superior de Ciencias de Suwon y autor de El Babilonia Cypher, presenta una organización conocida como Prostasia, registrada en el Estado de California como organización benéfica de protección de la infancia. Prostasia pretende adoptar un enfoque alternativo en la lucha contra los abusos sexuales a menores. El análisis de Naude sobre Prostasia ilustra cómo la organización utiliza la semántica para promover un mensaje pro-pedofilia oculto tras la “seguridad infantil”.

El BJPSH, confirmando que fue contactado por representantes de Prostasia que exigieron la retirada del análisis afirmando que “el periódico difamaba a la organización”, dice: “Hemos recibido un correo electrónico diciendo que algunas de las afirmaciones no son ciertas; la política del periódico es evitar estos problemas. Sin embargo, nada especifica qué declaraciones se consideran difamatorias.

Academia y desviación

Ahora, Prostasia se centra en un grupo muy específico de académicos, aquellos que consideran la pedofilia como un “interés sexual” entre otros, y que por tanto apoyan perspectivas cercanas a la legalización. El psicólogo clínico James Cantor, asesor de Prostasia, por ejemplo, aboga por la legalización de la pedofilia como derecho civil y cree que la pedofilia también debería estar cubierta por las siglas LGBT+.

“Hablando como hombre homosexual, creo que deberíamos incluir también la P” de pedófilo “De lo contrario, significa traicionar los principios a los que debemos nuestros derechos”, dice Cantor. Las “minorías sexuales”, argumenta el psicólogo, gozan de “derechos civiles”, por lo que legalizar la pederastia como orientación sexual concedería diversas protecciones legales a quienes la practican.

Un artículo publicado por Cantor y el psicólogo clínico Ray Blanchard en el Instituto Nacional de Salud sostiene que los pederastas nacen, no se hacen. La quinta edición del autorizado Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), publicado en 2013 por la Asociación Americana de Psiquiatría, afirma ahora que la pedofilia es un trastorno mental, pero Blanchard, a quien el DSM debe los criterios utilizados para definir la parafilia, ha intentado anteriormente cambiar los parámetros en este caso.

Según algunos, la pornografía es buena para los niños…

Como señala Naude en su estudio, las organizaciones y los académicos a favor de la pedofilia la promueven como una forma legítima de sexualidad, tratando de suavizar progresivamente el impacto que dicha desviación tiene en la opinión pública, pero “la idea de que los derechos de los pedófilos y los derechos de los niños son conciliables es vulgar y absurda”, afirma Naude.

Los miembros de Prostasia también afirman que los niños pueden asimilar el fetichismo y la perversión, y que la pornografía puede tener un impacto positivo en ellos. No obstante, Prostasia enseña a los pedófilos a evitar que les pillen solicitando a menores en chats como los de “Roblox”, una popular plataforma de juegos para menores.

Y siempre hay gente como Alan McKee, profesor de la Universidad de Sidney, según el cual decir que la pornografía es mala para la salud es exagerado, o la escritora y guionista italiana Elena Stancanelli que en las páginas de la “Repubblica” afirma que la pronografía tiene una finalidad lúdica.

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