Last updated on junio 30th, 2021 at 04:10 pm
En menos de un mes comenzarán los Juegos Olímpicos de Tokio, aplazados un año por la pandemia de CoViD-19. Esta edición contará con una novedad: la participación de atletas biológicamente masculinos en competiciones femeninas. El primero en conseguir un pase fue el neozelandés Laurel Hubbard, nacido Gavin. Para él, el debut será el 2 de agosto, cuando en Tokio aspire a una medalla en la categoría 87+ de la competición de halterofilia. A sus 43 años, será el atleta de mayor edad en esta competición. Hijo del ex alcalde de Auckland, había competido en categorías masculinas sin especial éxito hasta 2013. El cambio de registro se produjo después de completar su viaje de transición de género: se llevó varios honores, entre ellos una medalla de plata en el Campeonato del Mundo de 2017 y una medalla de oro en los Juegos del Pacífico de 2019.
El engaño de la testosterona
El avance para los deportistas transgénero se remonta a enero de 2016, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) dictaminó que los hombres que quieran competir en competiciones reservadas al sexo opuesto al suyo ya no necesitan operarse; les bastará con bajar sus niveles de testosterona. Sin embargo, la decisión fue criticada por un estudio recogido por Sports Medicine y recogido por el rotativo británicoThe Guardian: los investigadores han comprobado que la pérdida de masa corporal magra, de superficie muscular y de fuerza es sólo del 5% tras doce meses de toma de medicamentos para reducir la testosterona. Incluso, explican, cuando la testosterona es reducida en cantidades significativas, es decir, un nanomolar por litro (nmol/L), no “elimina la ventaja antropométrica de la masa/fuerza muscular de manera relevante”.
Burla para la opositora, la mujer
Los éxitos de Hubbard entre las competidoras, de hecho, demuestran que la ventaja de un atleta masculino no disminuye por la disminución de los niveles de testosterona. Su participación entre las mujeres en los Juegos de Tokio fue recibida con entusiasmo por el Comité Olímpico de Nueva Zelanda, cuyo Presidente, Kereyn Smith, comentó: “Tenemos una fuerte cultura de manaaki, es decir, de inclusión y respeto por todos”. Es una lástima que esta cultura de nombre exótico no contemple en este caso la amargura burlesca que inevitablemente habrá sufrido la atleta que no podrá participar en los Juegos Olímpicos porque su lugar ha sido ocupado por un oponente biológicamente masculino.
“Chiste malo”.
Según informa La verdad , la atleta excluida de la actuación de Hubbard sería Kunini Manumua, de Tonga. No parece haber habido ninguna reacción pública por parte de esta. En cambio, la levantadora de pesas belga Anna Vanbellinghen ha expresado su fuerte disconformidad, ya que habló de una “broma de mal gusto” subrayando que es injusto que “a algunas deportistas se les quiten las oportunidades de cambiar de vida, y nosotros nos veamos impotentes”. En la misma línea, el Primer Ministro de Samoa, Tuilaepa Sa’ilele Malielegaoi: “No es fácil para las atletas entrenar tanto tiempo y luego ver que se permiten estas estupideces”.
Mujeres silenciosas
Esto hace que uno reflexione sobre lo que la ex levantadora de pesas neozelandesa Tracey Lambrechs reveló hace unas semanas: se pide a las mujeres que “se callen” cuando se atreven a tener dudas sobre la conveniencia de admitir a Hubbard en las competiciones femeninas. Es curioso este modus operandi mientras se habla tanto de la emancipación de la mujer. Lambrechs dijo que la impaciencia entre las atletas es generalizada, pero no encuentra la forma de expresarse públicamente.
La carta de la atleta canadiense
Sin embargo, algo se mueve. La ex campeona de atletismo, la canadiense Linda Blade, escribió recientemente una carta al COI -recogida por FeministPost– para denunciar que la decisión de admitir a atletas trans en las competiciones femeninas se tomó “sin un amplio debate y sin informar a las afectadas”, es decir, a las atletas. Blade habla de una decisión “escandalosa e injusta” y ofrece una serie de estudios que demuestran las ventajas para los hombres que compiten con las mujeres, incluso cuando han bajado sus niveles de testosterona.
Y añadió: “Nadie quiere que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 sean ridiculizados y sean objeto de la vergüenza de ser el momento “histórico” en el que un hombre subió al podio olímpico que le correspondía a una mujer”. De ahí su llamamiento a los medios de comunicación para que cuenten a todos que el COI se está equivocando. Quién sabe si algún otro medio de comunicación se decidirá a recoger la llamada dando voz a las mujeres, o si preferirá silenciar su protesta.