Cardenal Müller: La “cultura de la cancelación” surge de una ilusión falsa, inhumana, de querer controlar el pensamiento

Entrevista con el cardenal Müller: "La perdición del ateísmo moderno es el resultado de los errores en su pensamiento filosófico y teológico"

Cardenal Müller/Foto: Don Elvir Tabaković, Can.Reg

iFamNews: El Papa califica el aborto de “asesinato”, y a los abortistas de “asesinos” e incluso de “sicarios”. Estas son las palabras más contundentes jamás utilizadas en el magisterio papal. Se trata de un asunto moral grave, y sus palabras se han reiterado muchas veces y parecen cobrar una importancia capital; incluso son tratadas de “infalibles”. ¿Podría comentar sus observaciones?

Cardenal Müller: En el pasado también se llamaba asesinato a la muerte de un niño en el vientre materno. El Vaticano II se refirió a ello como crimen atroz. La asombrosa claridad con la que el Papa Francisco llama por su nombre a esta crueldad inhumana contra un ser humano vivo, en el inicio de su existencia corporal, debería frenar en seco a los políticos e ideólogos que utilizan el aborto como estrategia para sus teorías medioambientales y de superpoblación.

iFamNews: El Papa emérito Benedicto XVI habló de una “dictadura del relativismo”. Más de una década después, ¿se sigue aplicando esto a la sociedad? ¿Qué prevee para el futuro próximo en relación con este diagnóstico?

Cardenal Müller: La “Cultura de la Cancelación”, con su absoluta manía de controlar el pensar, el hablar y el actuar de cada ser humano sin excepción, no es más que la aplicación de una manera deshumanizada de esta dictadura del relativismo. Sin embargo, la relativización de la orientación hacia la verdad intrínseca a toda mente creada, sólo fue el preludio de un totalitarismo globalista con una voluntad de poder. Desde su abismo acecha el nihilismo, madre de todas las barbaridades propias de una concepción anticristiana del hombre, con la consecuente negación de ser creado a semejanza de Dios. El fascismo y el comunismo soviético no fueron reliquias de una cosmovisión prehistórica, sino más bien productos de un humanismo sin Dios y precursores del infierno del transhumanismo. Humanos sin alma: un producto técnico que funciona impecablemente pero que no piensa, ni siente, ni espera, ni ama.

iFamNews: ¿Qué papel juega la Iglesia Católica en la actual guerra cultural? ¿Cómo puede ponerse efectivamente del lado de las personas -incluidos los políticos- que luchan por una buena causa sin dejarse atrapar por la dialéctica y la retórica de la política?

Cardenal Müller: No debemos caer en la trampa de un esquema conservador-progresista. Ciertamente, el hombre siempre avanza porque su mirada enfoca lo que tiene por delante. Pero es fundamentalmente su darse cuenta de las cosas, y sus decisiones personales sobre la dirección por la que quiere avanzar. Dios es el origen, la finalidad y el objetivo de todo lo creado. El Hijo de Dios reveló el misterio de su persona -en el que se unen su divinidad y su humanidad- al decir: Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6). Donde está Cristo, ahí está el progreso en la dirección correcta. Él es el Hombre moderno por antonomasia. La novedad absoluta que aportó Cristo no puede ser superada. Quien recorre el camino de su vida con Él es el hombre más moderno, porque a través del bautismo en su nombre, Hijo del Padre y Ungido del Espíritu Santo, nos hemos convertido en una nueva creación que nunca puede quedar obsoleta o anticuada. En el mejor de los casos, podemos quedarnos atrás y ser alcanzados por la muerte eterna, la muerte fría del amor, a través del pecado.

iFamNews ¿Qué importancia concede a la familia como institución fundamental de la sociedad?

El matrimonio de un hombre con una mujer es una expresión de la amorosa voluntad creadora de Dios. Mediante la procreación, el embarazo, el nacimiento y la educación de sus hijos, los padres participan creativamente en la voluntad de salvación de Dios para estos hijos e hijas de Dios, amados desde la eternidad, y dan así testimonio de la bondad de la creación y de la predestinación de todo ser humano a la vida eterna, que, sin embargo, cada individuo debe aceptar en su libre albedrío.

iFamNews: Cuando la antropología y la cosmovisión judeocristianas se eliminan de la sociedad, siempre parecen ser sustituidas por medidas cada vez más totalitarias: (a) ¿está usted de acuerdo? b) ¿Por qué? c) ¿Cómo podemos detener este proceso?

Cardenal Müller: Esto no es un proceso natural. La perdición del ateísmo moderno no es más que el resultado de los errores de su pensamiento filosófico y teológico. Con la difusión del cristianismo, el paganismo fue superado por la conexión con la búsqueda de la verdad en las grandes filosofías de la antigüedad a través de la visión superior del Logos del Dios personal, que se reveló en la historia de Israel y finalmente en Su Palabra, en Jesucristo. No debemos mirar con fatalismo la descristianización de la conciencia social como un conejo ante una serpiente.

De la fuerza de nuestra fe y del poder del logos teológico depende que el testimonio de la Iglesia apostólica y de los cristianos individuales sea convincente. Aun siendo un rebaño numéricamente pequeño, nosotros en Cristo somos signos e instrumentos de la voluntad universal de salvación de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,4). La luz de Cristo ha brillado en la oscuridad de la lejanía de Dios, y no es una luz al lado de otras luces. Pidamos la gracia para que todos reconozcan a Cristo como la luz del mundo y se aferren así a su vocación divina. Porque el objetivo de la cada vida es que nos veamos como hijos de Dios y nos hagamos amigos de Dios en el Espíritu Santo.

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