Last updated on octubre 9th, 2025 at 10:07 am
La Iglesia Anglicana de Nigeria ha emitido una enérgica reprimenda a la Iglesia de Inglaterra tras el nombramiento de Sarah Mullally como nueva arzobispa de Canterbury, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar dicho cargo. Los líderes de la iglesia nigeriana calificaron su ascenso no solo de “inquietante” y “devastador”, sino también de incompatible con sus creencias y la doctrina cristiana histórica.
A sus 63 años, Mullally fue seleccionada para suceder a Justin Welby, cuyo mandato se vio empañado por revelaciones sobre denuncias de abusos mal gestionadas. Mullally sigue demasiado de cerca los pasos doctrinales de Welby, al tiempo que aporta una agenda política liberal. Su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, particularmente visible en un discurso de 2023 en el que celebraba las “bendiciones de los homosexuales”, ha suscitado una feroz condena por parte de los anglicanos conservadores.
En su declaración oficial, el primado nigeriano Henry C. Ndukuba y la Iglesia de Nigeria denunciaron el nombramiento de Mullally como una medida “insensible” que ignora las convicciones de la mayoría de los anglicanos que rechazan el liderazgo episcopal femenino. Acusaron a la decisión de fracturar aún más una comunión ya desgarrada, especialmente después de años de conflicto por las uniones entre personas del mismo sexo.
El liderazgo nigeriano dejó claro que ya no se consideran obligados a reconocer la autoridad de Canterbury bajo este nuevo liderazgo. La declaración reafirmó el compromiso de Nigeria con las Escrituras, los credos históricos, el evangelismo y la “vida cristiana santa”, y advirtió que se resistirían a una “agenda revisionista”. También hicieron un llamamiento a los anglicanos fieles dentro de Inglaterra para que se mantengan firmes contra la corrupción doctrinal.
Esta dramática ruptura subraya las profundas líneas de falla que ahora dividen el anglicanismo global. Cuando la teología y las posiciones morales de un líder se apartan tan bruscamente de la ortodoxia bíblica, la unidad se vuelve imposible. La ruptura de Nigeria demuestra que las iglesias locales ya no pueden aceptar una gobernanza que socave las creencias cristianas fundamentales en la búsqueda de agendas sociales liberales.
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