Primer artículo de la serie: La dignidad humana emana del hecho de estar hechos a imagen de Dios
Es realmente estimulante, como si de un buen bálsamo se tratara, oír hablar en una conferencia por parte de uno de los grandes expertos en el mundo del trabajo sobre aspectos como el trabajo y la necesidad de ser competentes profesionalmente, para a través de él, poder ofrecer nuestro servicio a la sociedad. Si además el ponente aborda el tema del valor humano y divino del trabajo en el hombre y la mujer, cuya dignidad emana del hecho de ser creados a imagen y semejanza de Dios, y de los retos que enfrentamos cuando queremos adherirnos a esta filosofía de la vida, nos habremos ya dado cuenta de que si hemos llegado hasta aquí ha valido la pena, y nos ponemos cómodos en la silla para escuchar.
Entre los retos mencionados por el ponente, son destacan el problema del abandono temprano de la formación por parte de la juventud; la gran preocupación de los expertos por el desajuste entre capacidades existentes y las requeridas por las empresas; la no adquisición por parte de los jóvenes en su período de formación de las llamadas «soft skills» —siendo las empresas cada vez más incisivas sobre la relevancia de estas habilidades—; el reto de las inclusión de las nuevas tecnologías en la definición de las leyes de educación y de formación profesional, así como la desaparición de puestos de trabajo sacrificadas a los robots; los retos y riesgos de la digitalización, etc.
El marco de este evento fue la segunda conferencia del programa del Curso de Liderazgo Ético organizado por el Aula de Actividades del Real Oratorio del Caballero de Gracia, en Madrid, dirigido a jóvenes profesionales que quieren tener un impacto positivo en la sociedad a través de su trabajo profesional. La pronunció el viernes 29 de octubre de 2021 D. Pedro Llorente Cachorro* con el título «El trabajo: competencia profesional y servicio a los demás». Pedro Llorente es abogado, funcionario de Carrera en excedencia del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, y Ex-Subsecretario de Trabajo y Seguridad Social.
A pesar de lo dicho hasta aquí por un servidor, el ponente apuntó que no todo es negativo en este proceso de automatización, puesto que esta aporta también mayor seguridad, evita enfermedades del trabajo y esquiva esas labores más arduas y repetitivas. Ello, junto a la implementación de la ética en el mundo del trabajo, la normalización de la Responsabilidad Social Empresarial, y otras nuevas realidades, aporta optimismo a la visión del futuro del trabajo.
EL DRAMA DEL DESEMPLEO
El trabajo define y realiza a la persona. Explica Llorente que la ética propia de un humanismo cristiano en lo que se refiere al trabajo se basa en una concepción del mundo y de la vida que implica el reconocimiento de la existencia de una relación de Dios con el hombre, creado a su imagen y semejanza, único e irrepetible, y con un destino transcendente.
Es por ello por lo que no tener trabajo se ha convertido en la mayor preocupación para la persona. Es también la principal preocupación de los españoles (ver aquí un documento pdf del Barómetro del CIS de septiembre 2021). (…). La falta de trabajo tiene unas consecuencias negativas para el hombre y la sociedad; sin trabajo o con un empleo poco estable cunde el desaliento, la desmotivación y el estrés. Y la crisis sanitaria por el llamado COVID19 ha venido para acentuar estos problemas.
En España, las cifras de desempleados son aterradoras. Cerca del 15% de paro, 31% entre los jóvenes, siendo la media en Europa el 26% en 2020. En 2021 el paro juvenil en España (menores de 25 años) es el más alto de Europa (Eurozona): tenemos actualmente una tasa de paro del 16 % de la población activa, sin contar las casi 240.000 personas que aún están en ERTE (…) y aún faltan 725.000 empleos para recuperar el nivel de empleo registrado en febrero de 2020 en el sector privado (Ernst and Young Insights. Talking Points. Datos e ideas para interpretar la actualidad. #4 23 septiembre 2021).
LAS CAUSAS DEL DESEMPLEO JUVENIL
Las causas de este desempleo juvenil son complejas y variadas —explica Llorente— (un sistema aun rígido de relaciones laborales, una economía poco productiva y menos competitiva que la de los países de nuestro entorno) pero también la formación y el hecho de que España es el país de la Unión Europea con más trabajo temporal (uno de cada cuatro trabajadores ocupados tiene un contrato temporal) y duplica la media de la Unión Europea (26,3% frente al 13,6 %, respectivamente). (…) Las causas de todo ello van desde los aspectos institucionales (en 1994 se aprobó una reforma laboral que potenció la contratación temporal sin causa), a los estacionales (propios de nuestra economía basada fundamentalmente en el sector turístico) y culturales (ver aquí Euro indicadores de Eurostat de Agosto 2021).
LA BATALLA DE LA FORMACIÓN. REFORMA EDUCATIVA Y DIVORCIO ENTRE MINISTERIO DE TRABAJO Y DE EDUCACIÓN
Un problema grande es que en España no se entienden al cien por cien el Ministerio de Educación con el Ministerio de Trabajo. Las empresas necesitan facilidades, existe una necesidad de cualificación y de constante re cualificación. Los resultados en competencias educativas mostrados por las pruebas PISA son malos.
Otro gran problema, es la sobre cualificación, en el polo opuesto a esa deficiente formación profesional. Muchos jóvenes y adultos son rechazados para puestos de trabajo para los que están sobre cualificados, y a la vez otros no lo encuentran en puestos que requieren habilidades más especializadas. La paradoja es que las empresas piden trabajadores que no existen.
Una encuesta del World Economic Forum en Agosto de 2021 revela que casi la mitad de los jóvenes se sienten «insuficientemente capacitados» para conseguir un buen trabajo en el medio plazo. Casi la mitad de los participantes, procedentes de 187 países y con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años, «no confían en absoluto» o sólo «confían un poco» en que sus competencias les permitan conseguir un empleo estable en un plazo de cinco a diez años; y se sugería a las autoridades competentes que los planes de estudios universitarios estuvieran más orientados a las competencias que demanda el mercado laboral actual.
En un tercer plano tendríamos también el problema del abandono de la educación y la formación antes de concluir los ciclos de enseñanza especializada e incluso la obligatoria. Un factor que incide en el abandono de los estudios es [que] (…) en España se han aprobado ocho leyes educativas en cuatro décadas, con un continuo vaivén de metodologías pedagógicas, que han dado como resultado un alto grado de abandono escolar prematuro. Según el último informe anual de Eurostat sobre esta materia, en 2020 el 16% de los jóvenes españoles entre 18 y 24 años no habían completado la Enseñanza Secundaria —el nivel mínimo obligatorio— una tasa solo superada por la de Malta, que lidera el ranking con un 16,7%. El porcentaje de alumnos que repiten curso antes de los 15 años es alrededor de 25 puntos mayor que en el Reino Unido o Finlandia.
LA REVOLUCIÓN 4.0 Y LAS SOFT SKILLS
Haciendo un rápido recorrido por la historia del crecimiento y desarrollo de la cultura del trabajo señala Llorente que si en el siglo XVIII tuvimos la primera revolución del vapor, a esta le siguió la industrialización, después vino la electricidad, y ahora vivimos la Revolución 4.0, el Internet de las cosas.
Las empresas también detectan una brecha relevante en las capacidades o competencias denominadas «soft» de las personas con formación universitaria. En esta línea, otro Informe sobre El Futuro del Empleo del Foro Económico Mundial de 22 de octubre de 2020, «Estas son las 10 principales habilidades laborales del futuro – y el tiempo que lleva aprenderlas» concluyó que las principales competencias para 2025 no sólo tendrán en cuenta las hard skills —como los conocimientos técnicos en campos como diseño y la programación de las nuevas tecnologías, el dominio de idiomas, el pensamiento matemático, el manejo de software o la comprensión lectora— sino también competencias blandas o soft skills, en cuanto que no serán automatizadas por robots. Así, lo que es muy fácil para las personas es muy difícil para un robot o un ordenador y lo que es muy difícil para una persona es muy fácil para un robot, porque todo lo que no pueda automatizarse o digitalizarse será aún más valioso, como las emociones, la intuición, la compasión, la creatividad, la imaginación.
Estas soft skills son en realidad —apunta Llorente— human skills, como la influencia social, el liderazgo, el trabajo en equipo, la madurez afectiva, las habilidades negociadoras, la resiliencia, la empatía, el aprendizaje activo, la capacidad de trabajo en equipo, la capacidad de diálogo constructivo, la educación de la afectividad el sentido de la responsabilidad ,la educación emocional, etc.
EL MITO DEL POSTHUMANISMO
La revolución digital 4.0 tiene un impacto específico sobre el volumen y la naturaleza del empleo más allá del ciclo económico. Así, la creciente adopción de las nuevas tecnologías supondrá una mayor automatización de tareas y, por tanto, una determinada sustitución de puestos de trabajo por máquinas. La automatización afecta de manera más intensa a aquellas profesiones más repetitivas, rutinarias y las que conlleven también más riesgo para las personas, reduciéndose así costes, pero también evitando enfermedades y accidentes laborales. Según un informe de Dell Technologies, el 85% de los trabajos que estarán disponibles en 2030 aún no se han inventado.
LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Con la evolución de la concienciación social sobre la responsabilidad y los valores de la ciudadanía global, las organizaciones globales están abordando las nuevas demandas sociales convergiendo de forma imparable a considerar ya el interés de sus stakeholders, palabra que substituye a la de shareholders (accionistas) y que engloba semánticamente el conjunto de la comunidad de clientes, accionistas y empleados que integran el elemento que hace que la empresa crezca, y a la vez se procure la felicidad de estos, también la de los actores externos como consumidores, inversores, proveedores, contratistas / subcontratistas … Esta estrategia y objetivos forman parte del concepto denominado Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que se contrapone a la idea de empresa de Freeman (1984) de que la empresa se debe a sus accionistas, Stockholders o Shareholders, no a los Stakeholders que ahora en cambio se ve que es el concepto correcto. Las conexiones entre RSE y ética empresarial son claras en cuanto que la RSE supone asumir por parte de la empresa determinados valores y principios éticos. Hay una gran producción de literatura sobre la regulación de esta responsabilidad, como son las Directivas de la OCDE para empresas multinacionales o el Libro Verde de la UE —documento que pretende estimular el debate sobre la contribución de la UE al aumento de la responsabilidad social en las empresas a escala europea y mundial—; los Informes Sociales, Normas jurídicas (la Directiva 95/2014 de divulgación de la información no financiera), etc.
LA CONCEPCIÓN DEL TRABAJO: DE CASTIGO, A VÍA DE PERFECCIÓN HUMANA
San Juan Pablo II —uno de los grandes humanistas cristianos de nuestro tiempo— dedicó gran parte de su prolífico magisterio a no solo analizar las cuestiones sociales y en particular del trabajo, sino también a proponer soluciones al respecto dejando su impronta, no solamente sobre varios temas como las fuentes de la Revelación, el Bautismo, y la Virgen María, sino también y especialmente en la Constitución Apostólica del Concilio Vaticano II «Gaudium et Spes» de la que puede considerarse coautor.
Sus encíclicas más gráficas en este campo del trabajo son la «Laborem Exercens» y la «Redemptor Hominis», además de la «Centesimus Annus» y la «Sollicitudo Rei Socialis» constituyendo todas ellas un conjunto de documentos excepcionales sobre la concepción humanista del trabajo, al contemplar en ellas al hombre como eje vital y esencial del trabajo pudiéndose decir que tales documentos constituyen un auténtico «humanismo del trabajo».
San Juan Pablo II ve en el libro del Génesis el «primer Evangelio del trabajo», y de hecho es la fuente primordial de sus enseñanzas sobre el trabajo humano: también por la Encarnación, Dios se ha unido a todas las realidades humanas, incluyendo el trabajo, y nos ha redimido, también trabajando. Es verdad que el trabajo conlleva también penalidad en diversas formas, pero esto no anula la primigenia vocación del hombre al trabajo. La idea esencial es que se ha pasado de una concepción bíblica del trabajo como castigo, a una consideración del trabajo como colaboración y participación en la obra creadora de Dios, expresada en el mandato «dominad la tierra».
ASPECTOS SUBJETIVO Y OBJETIVO DEL TRABAJO
La doble concepción objetiva y subjetiva del trabajo es una de las grandes aportaciones del Papa Juan Pablo II. En la primera, el trabajo es una realidad humana que al llevarse a cabo produce resultados tangibles que en un sentido muy amplio pueden considerarse como riqueza. En el sentido subjetivo, el hombre es el sujeto activo del trabajo. Este sentido subjetivo prima sobre el objetivo, porque el mandato de someter la tierra está dirigido al hombre creado a imagen y semejanza de Dios.
LA DIMENSIÓN MORAL DEL TRABAJO EN LA CREACIÓN Y EN LA REDENCIÓN
Juan Pablo II defiende también el principio de la prioridad del trabajo sobre el capital, que implica el rechazo del «economicismo» entendido como considerar exclusivamente los objetivos económicos, y de la afirmación de que la propiedad privada está sometida a una «hipoteca social» que obliga al cumplimiento de un destino universal de los bienes.
Los trabajadores en sentido amplio tienen derecho al empleo, a un salario justo, a sindicarse, a la huelga, así como a ayudas familiares o subvenciones especialmente a las madres que se dedican exclusivamente al cuidado de los hijos.
En «Centesimus Annus» denuncia el papa polaco la situación de explotación y discriminación que se da todavía en algunas partes del mundo, y habla no de lucha de clases, pero sí de un campo de acción y de lucha —en nombre de la justicia— por parte de los sindicatos y demás organizaciones de los trabajadores.
LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA. SU APORTACIÓN A LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
San Juan Pablo II en su Encíclica «Sollicitudo Rei Socialis» (41), define la Doctrina Social de la Iglesia como «la cuidadosa formulación de los resultados de una atenta reflexión sobre las realidades complejas de la existencia del hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradición eclesial» . Entre estas realidades complejas está el trabajo.
Tanto la Encíclica «Rerum Novarum» del Papa León XIII —este año celebramos el 130 aniversario—, como la Encíclica «Centesimus Annus» de San Juan Pablo II contienen elementos que han influido en la concepción de una ética en los negocios, y más concretamente en la RSE. «Rerum Novarum» se centró, entre otros asuntos, en dar una respuesta desde la teología moral a la denominada «cuestión social» desencadenada por la Primera Revolución Industrial y una ideología dominante radicalmente liberal.
Pero es el papa Benedicto XVI quien hace una referencia explícita a la RSE en la Encíclica «Caritas in Veritate» desde el enfoque de los cambios profundos que se han producido a la hora de entender la empresa. El papa alemán subraya que es útil observar que la iniciativa empresarial tiene, y debe asumir cada vez más, un significado polivalente. Explica Llorente que de esta encíclica se desprende que el ser empresario, antes de tener un significado profesional, tiene un significado humano. Es propio de todo trabajo visto como «actus personae», y por eso es bueno que todo trabajador tenga la posibilidad de dar la propia aportación a su labor, de modo que él mismo «sea consciente de que está trabajando en algo propio». Por eso, Pablo VI enseñaba que «todo trabajador es un creador».
Continúa Llorente desgranando el razonamiento del papa Benedicto en su encíclica: Hoy se habla mucho de ética en el campo económico, bancario y empresarial, argumenta el Papa Benedicto XVI. Conviene, sin embargo, elaborar un criterio de discernimiento válido, pues se nota un cierto abuso del adjetivo «ético» que, usado de manera genérica, puede abarcar también contenidos completamente distintos, hasta el punto de hacer pasar por éticas decisiones y opciones contrarias a la justicia y al verdadero bien del hombre. Sobre este aspecto, la Doctrina Social de la Iglesia ofrece una aportación específica, que se funda en la creación del hombre «a imagen de Dios» (Gn. 1,27), algo que comporta la inviolable dignidad de la persona humana, así como el valor trascendente de las normas morales naturales. Una ética económica que prescinda de estos dos pilares correría el peligro de perder inevitablemente su propio significado y prestarse así a ser instrumentalizada, alerta el Papa Benedicto XVI.
MARCELO GONZÁLEZ MARTÍN
Un relevante humanista cristiano, el vallisoletano D. Marcelo González Martín, que fuera Cardenal Primado de España, ya se preguntaba a principios de los años noventa del siglo pasado: Si no se hubiese desarrollado el pensamiento social de la Iglesia, ¿el hombre habría tenido la misma defensa de la dignidad que merece como persona y, más concretamente, hubiera mejorado más, igual o menos, en su bienestar material? ¿Ha sido eficaz la DSI? ¿Cómo ha influido y de qué manera ha sido eficaz la enseñanza social de la Iglesia para la transformación de la sociedad?
Reflexionaba González Martín sobre cómo no han sido solamente los Papas u Obispos o Universidades católicas -sino muchos hombres de empresa, muchos políticos con sentido cristiano- quienes han intervenido en los Parlamentos para promulgar leyes justas, o en organismos internacionales que han contribuido a encauzar con el mayor espíritu de colaboración las aspiraciones y exigencias del mundo de la economía y el trabajo. La misma Unión Europea (Comunidad Económica Europea cuando D. Marcelo escribe este discurso) aun siendo de índole política, tiene repercusiones sociales de primera magnitud y está inspirada en sus orígenes por hombres que se declararon cristianos, como Konrad Adenauer, Alcide De Gaspieri o Robert Schuman. El pasado mes de junio, Robert Schumann, considerado unos de los padres fundadores de la hoy Unión Europea fue declarado venerable por el Papa Francisco y se inició su proceso de su beatificación
La doctrina social católica también influyó en la formulación de la parte XIII (art. 27) del Tratado de Versalles, que dio origen a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y en la actuación posterior de la misma, como lo reconoció públicamente y en diversas ocasiones Albert Thomas, primer director de este organismo internacional de las Naciones Unidas de composición tripartita (empleadores, sindicatos y gobiernos).
Pedro Llorente ahora repasa las instituciones de defensa de los derechos laborales y los fondos de previsión que han sido promovidos por creyentes cristianos. Así, la primera ley sobre descanso dominical aprobada por el Parlamento francés fue propuesta por diputados católicos. El primer Comité o Consejo de Empresa fue instituido en 1885 por el empresario católico León Harmel, en su fábrica del Val des Bois. La primera Caja de Compensación de Subsidios Familiares fue establecida en 1900 por el empresario católico francés Romanet. La implantación obligatoria del Seguro de Enfermedad fue propuesta en Francia en 1900 por el sacerdote Lernír.
En cuanto a España, D. Marcelo González también destacaba que las primeras leyes de índole social fueron promulgadas por hombres como Maura y Eduardo Dato; y en cuanto a los sindicatos fue muy notable la labor desarrollada por hombres como el padre Vicens, en Levante, y el padre Nevares en Castilla. Y no sería justo silenciar las leyes de índole social tan avanzadas respecto a las anteriormente existentes que se dictaron durante el Régimen de Franco, inspiradas muchas de ellas en la Doctrina Social de la Iglesia como correspondía a un Estado oficialmente católico.
SAN JOSEMARÍA ESCRIVÁ DE BALAGUER. EL TRABAJO COMO SERVICIO A LOS DEMÁS Y COMO MEDIO DE SANTIFICACIÓN
Pero también el trabajo es un modo de contribuir al bien común. El ponente ilustra la idea de trabajo como servicio a los demás con las enseñanzas de san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, sobre la santificación en el trabajo y del trabajo, y de los demás con el propio trabajo y la transmisión de los valores evangélicos a través del testimonio y la Amistad con los colegas. En primer lugar, santificar el trabajo significa trabajar con la mayor perfección que cada uno pueda lograr, para ofrecerla en unión con Cristo —ilustra Llorente—. En segundo término, santificarse en el trabajo implica que quien procura santificar el trabajo, necesariamente se santifica él mismo.
Pio XII ya había hablado del valor santificador del trabajo profesional, pero específica y solamente del trabajo intelectual. San Josemaría Escrivá de Balaguer habla de todo tipo de trabajo que un hombre y una mujer honrada desempeñe, incluyendo labores domésticas, cuidado de hijos, etc.
Puede visionarse el vídeo de esta segunda conferencia en YouTube a través de este enlace aquí. Igualmente, puede accederse a través de este enlace aquí a nuestro artículo sobre la Conferencia del Dr. Fernando Díez Moreno sobre la dignidad humana y el hombre como imagen de Dios.
*D. Pedro Llorente Cachorro, Abogado, funcionario de Carrera en excedencia del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, Ex-Subsecretario de Trabajo y Seguridad Social. Participó en la elaboración de los principales proyectos de reforma del mercado de trabajo, como la reforma laboral de 2012. Formó parte de varias comisiones, incluyendo la Comisión de Seguimiento de la Negociación Colectiva en las Empresas Públicas, y la Comisión Internacional para la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit). También desempeñó la jefatura superior del personal del ministerio en materia de recursos humanos y coordinó acciones en relaciones laborales ante la Unión Europea, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la Organización Internacional del Trabajo y el G20. Anteriormente, ocupó diversos cargos de responsabilidad y fue consejero en consejos de administración de empresas privadas y públicas, incluyendo en los sectores sanitario, farmacéutico, de defensa, financiero, de infraestructuras e industrial. Es miembro del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla. Es profesor de derecho del trabajo y seguridad social en el Grado de Derecho de la Universidad Nebrija en Madrid. Cuenta con diversas distinciones, incluyendo la Gran Cruz al Mérito Civil.
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