Maria Kelly, ingeniera y responsable de personal y capacidades en el departamento de electrónica de Leonardo UK, ha demandado a su empleador, alegando acoso y discriminación debido a la política de la empresa de permitir el uso de baños mixtos. La política permite a los empleados utilizar las instalaciones basándose en el género con el que se identifican, una decisión que, según Kelly, compromete la privacidad y la seguridad de las mujeres. Su demanda pone de relieve una creciente preocupación entre las mujeres por la erosión de los espacios exclusivos para mujeres en el lugar de trabajo, especialmente a la luz de su angustioso encuentro con una colega transgénero en el baño de mujeres.
Kelly declaró ante un tribunal laboral de Edimburgo que creció en una familia muy consciente de los riesgos de agresión sexual, y que el historial de abusos de su madre moldeó su comprensión de la necesidad de espacios seguros y exclusivos para mujeres. Hizo hincapié en que los baños de mujeres sirven como un refugio fundamental, especialmente para gestionar asuntos delicados. Tras encontrarse con un colega varón que se identifica como transgénero en el baño de mujeres en marzo de 2023, Kelly se sintió obligada a buscar «baños secretos» cerca de un armario de limpieza para mantener su privacidad y dignidad, una elección que le pareció degradante pero necesaria.
El tribunal escuchó que las preocupaciones de Kelly comenzaron en 2019, cuando una persona transgénero de otra oficina de Leonardo utilizó el baño de mujeres durante una visita a Edimburgo. Las compañeras expresaron su malestar, pero temían ser tachadas de «transfóbicas» si planteaban objeciones. En 2023, Kelly tuvo conocimiento de tres personas —denominadas personas A, B y C— que sospechaba que eran transgénero y utilizaban las instalaciones para mujeres. Su encuentro con la «persona B» mientras se lavaba la sangre de las manos durante un período abundante solidificó su determinación de impugnar la política, declarando: «No voy a sacrificar mi privacidad, mi dignidad, compartiendo el baño con un hombre».
Los esfuerzos de Kelly por abordar el problema internamente se encontraron con resistencia. Tras preguntar por la política de Leonardo, se enteró de que cualquier persona que se identificara como mujer podía utilizar el baño de señoras. En octubre de 2024, el letrero femenino de sus «baños secretos» fue sustituido por una insignia genérica de WC, lo que socavó aún más los espacios exclusivos para mujeres. Durante el proceso de reclamación, se le pidió a Kelly que justificara su necesidad de privacidad en una reunión con tres hombres, una experiencia que le resultó humillante al tener que explicar las realidades personales de la menstruación y la perimenopausia.
El caso subraya una batalla cultural más amplia sobre la protección de los derechos de las mujeres a la privacidad y la seguridad en los espacios exclusivos para mujeres. Kelly relató un incidente traumático en la universidad, donde un compañero la siguió al baño, lo que aumentó su conciencia de la vulnerabilidad que sufren las mujeres en tales espacios. Su demanda, escuchada ante el juez laboral Sutherland, pretende responsabilizar a Leonardo UK por priorizar las políticas ideológicas sobre las necesidades prácticas y la seguridad de las empleadas. El tribunal continúa, con implicaciones para las políticas laborales a nivel nacional.