Trágicas noticias de Pakistán

Otra niña cristiana de 15 años, Meerab Palous, secuestrada, obligada a la conversión y al matrimonio islámico

Imagen de la página web oficial del HRFP

Una vez más, llegan noticias terribles desde Pakistán, que ponen de manifiesto cómo la comunidad cristiana sufre una grave persecución en el país, de mayoría musulmana. Una vez más, una chica muy joven, poco más que una niña, fue secuestrada y obligada a convertirse al Islam y al matrimonio musulmán.

La noticia se dio a conocer hace dos días, el miércoles, en el sitio web de Asia News. Meerab Palous, de 15 años, cristiana que vive en Faisalabad, en la zona de Muzaffar Colony, fue presuntamente sedada la noche del 22 de junio con somníferos añadidos a una bebida por Gulnaz, una amiga y vecina suya musulmana. Las niñas estaban en la planta baja de la casa de Meerab, mientras sus padres dormían en el piso de arriba. El hermanastro de Gulnaz, Muhammad Asif, intervendría más tarde y secuestraría a Meerab, obligándola a convertirse y casarse.

Ya al día siguiente, los certificados de conversión y de matrimonio estaban listos, con la fecha del 23 de junio, con la declaración evidentemente falsa de que Meerab se casaría voluntariamente. Los documentos fueron presentados al tribunal de Faisalabad en los días siguientes y contienen, entre otras cosas, una fecha de nacimiento falsa, según la cual la niña figura como de 18 años.

La policía pakistaní, a la que los padres de Meerab acudieron para denunciar el secuestro y pedir ayuda, no aceptó la petición de la familia y quiere archivar el caso como una expulsión voluntaria.

Naveed Walter, presidente de la organización Human Rights Focus Pakistan (HRFP), a la que acudieron los desesperados padres, dijo que este nuevo caso atestigua el alarmante crecimiento de los secuestros, conversiones y matrimonios forzados en el país. “El gobierno”, comenta, “debería tomar medidas serias para proteger a las niñas cristianas e hindúes, consideradas un objetivo fácil. Según las últimas estimaciones, cada año se producen más de mil casos de este tipo y la mayoría no se denuncian.”

Después de Maira, de Farah y de Saba, ahora es el turno de Meerab. Y quién sabe cuántas son las niñas sin nombre, de las que no se sabe nada ni se sabrá nunca.

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