Last updated on agosto 28th, 2023 at 12:13 pm
Primera parte: Teología de la Familia, por José Granados. (I) Matrimonio: agradecimiento y dimensión relacional de la persona
Segunda parte: Teología de la Familia, por José Granados. (ii): La Ecología de la Familia, a la luz de “Laudato Si”
En estos tiempos tan apasionantes para el papel evangelizador de la familia, las palabras de José Granados* sobre la riqueza de la naturaleza de la familia y de su vocación divina a disfrutar de la presencia de Dios y a testimoniarla en derredor cobran un inusitado relieve. En una larga conversación con un colaborador de IFN, sobre la familia, el matrimonio, y los estudios de la Teología del Cuerpo siguiendo el pensamiento de Juan Pablo II, analizó José Granados en lo que es un rosario de perlas para el corazón y el intelecto, la substancia de lo que constituye la teología de la familia cristiana como Imago Deo, “Imagen de Dios”. Aquí analiza el peligro a la vez que la clave para acompañar las familias sin confundir la Ley de la Gradualidad con el error de pensar en una “gradualidad” de la Ley.
EXISTE UNA LEY DE LA GRADUALIDAD, PERO NO EXISTE UNA GRADUALIDAD DE LA LEY
PREGUNTA.– Hoy, a la hora de acoger y acompañar a las familias en situaciones llamadas con poco acierto “irregulares”, surge una cuestión que es básica a la hora de saber por dónde caminar: ¿Ley de la gradualidad, o bien gradualidad de la ley? ¿A qué errores nos puede llevar la falta de comprensión de la diferencia entre una y otra?
R.- «Hay que decir que la terminología “ley de la gradualidad” y “gradualidad de la ley”, puede resultar confusa. Creo que sería mejor usar el término pedagogía para referirse a la ley de la gradualidad. La pedagogía es necesaria para acompañar a quien se encuentra lejos de Cristo y quiere acercarse. Pedagogía quiere decir paciencia, ir paso a paso para poder salir del mal, tener en cuenta los pequeños avances, y esto es la ley de la gradualidad.
«Cosa muy distinta es la “gradualidad de la ley”. Según esta idea la ley, expresión de la voluntad de Dios que el hombre percibe con su razón, se aplicaría en distintos grados según la situación de la persona. Por ejemplo: alguien que está en una convivencia prematrimonial, podría estar viviendo según la voluntad de Dios, teniendo en cuenta sus pocas fuerzas para cumplir la ley”. Esta visión fue rechazada claramente por Familiaris Consortio de san Juan Pablo II y también lo es de modo explícito por Amoris Laetitia de Francisco.
LA LEY DIVINA REVELA LA VERDAD DEL HOMBRE
R.- «Y esto es así porque la ley divina no es como una norma externa que puede, o puede no aplicarse, con más o menos tolerancia, sino que refleja la verdad del hombre, lo que el hombre es y el modo en que está llamado a vivir para alcanzar plenitud. La cohabitación antes del matrimonio hace mal a la persona y hace mal a sus relaciones, las vuelve más frágiles. Puede ser que haya factores que disminuyan la culpa de la persona, y que para sacarla de allí haya que acompañarla con mucha paciencia y tiempo. Esto es la pedagogía. Pero tenemos que saber que, mientras la persona siga viviendo así, está siendo dañada. No está en camino hacia el bien, sino que el ambiente donde vive (la convivencia como marido y mujer sin serlo en ese caso), por sí mismo, la conduce cada vez más hacia la ruina.
«En realidad, estas situaciones que no se corresponden con la verdad del matrimonio, llevan consigo la lógica del individualismo que mencionamos antes, y tienden por sí mismas a aislar a las personas en sí. Es como un enfermo que se encuentra en un ambiente nocivo que le daña: el médico tiene que saber que este ambiente no le permitirá sanar y, ciertamente, con paciencia y cuidado, sus esfuerzos irán orientados a sacar al enfermo de ese ambiente. A este respecto podemos recordar lo que decía el cardenal Lustiger: “solo defendiendo que no hay gradualidad de la ley puede darse una pedagogía o ley de la gradualidad, porque solo quien tiene claro el horizonte y la meta puede dar pasos hacia ella”».
Continuará…
* José Granados es Superior General de los Discípulos de los Corazones de Jesús y María desde 2020. Profesor emérito de Teología Dogmática del Matrimonio y la Familia en el Pontificio Instituto Juan Pablo II, Sede Central (Roma), del cual fue vicepresidente entre 2010 y 2019. Fue nombrado por el Papa Francisco Consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe (2013-2020), Consultor de la Secretaría del Sínodo de los Obispos (desde mayo de 2015) y Consultor del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida (octubre de 2018). Es miembro del consejo científico de las revistas Anthropotes, Revista española de teología y Gregorianum. De 2004 a 2009 enseñó en la sección americana del Pontificio Instituto Juan Pablo II en The Catholic University of America en Washington, DC. Se doctoró en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (Premio Bellarmino). También es licenciado en Ingeniería Industrial por la Universidad Pontificia de Comillas (ICAI), Madrid.
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