El presentador de programas nocturnos Jimmy Kimmel intentó presentarse como un defensor de la libertad de expresión y emitió declaraciones entre lágrimas tras la reacción negativa a sus comentarios sobre el intento de asesinato de la figura conservadora Charlie Kirk. El equipo de Kirk no se lo cree.
Andrew Kolvet, portavoz de Turning Point USA y productor ejecutivo de The Charlie Kirk Show, respondió en X que el monólogo emocional de Kimmel en realidad trataba de salvar su propia carrera, no de hacer lo correcto por Kirk. “Kimmel es un mentiroso impenitente que intentó culpar del intento de asesinato de Charlie a la parte del país que se pasó las últimas 2 semanas rezando y celebrando vigilias”, escribió. Kolvet acusó a Kimmel de seguir difamando a los conservadores con el pretexto del remordimiento.
Otro amigo de Kirk, Jack Posobiec, avivó el mismo fuego, alegando que Kimmel estaba “encubriendo” al negarse a nombrar los motivos o los antecedentes del sospechoso. Posobiec criticó la falta de transparencia de Kimmel como reveladora. Mientras tanto, a principios de semana, Kimmel culpó al movimiento MAGA de la violencia política, a pesar de que las autoridades declararon claramente que el sospechoso no está vinculado a ese grupo.
Durante su respuesta televisada, Kimmel afirmó que nunca tuvo la intención de trivializar el intento de asesinato de Kirk ni de culpar a ningún grupo en particular. Insistió en que el tirador era una “persona enferma” que actuaba sola. Kimmel también insinuó simultáneamente la interferencia del gobierno en la suspensión de su programa y acusó a Trump de disfrutar de las consecuencias. Esas líneas enturbiaron su disculpa.
Las lágrimas de Kimmel no reflejan un dolor genuino, sino un intento desesperado de relaciones públicas. Ninguna cantidad de teatro emocional puede anular la necesidad de rendir cuentas.