Erika Kirk se presentó ante una multitud masiva en el funeral de su difunto esposo, el activista cristiano Charlie Kirk, y perdonó al hombre que acabó con su vida. Charlie, fundador de Turning Point USA, fue asesinado a tiros por Tyler Robinson el 10 de septiembre en la Utah Valley University durante una sesión de preguntas y respuestas. En su discurso en el State Farm Stadium en Glendale, Arizona, Erika declaró que lo perdona, «porque era lo que Cristo hizo, y es lo que Charlie haría».
Explicó que el Evangelio llama a los cristianos a no responder al odio con odio. Erika recordó a todos las palabras de Jesús en la cruz: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». Ese pasaje apuntaló su decisión de elegir el amor por encima de la amargura, incluso para la persona responsable de un dolor tan profundo.
Reflexionando sobre la fe de Charlie, Erika recordó cómo una vez habló sobre la «sumisión a la voluntad de Dios» en un evento conocido como AmericaFest. Citó Isaías 6:8: «Aquí estoy, Señor, envíame», y Erika le instó a que considerara hablar con ella primero, medio en broma, pero con amor. Resultó que Charlie, en su vida, abrazó plenamente ese llamado.
En el hospital después de que Charlie fuera tiroteado, Erika vio una señal breve pero poderosa: una leve sonrisa en sus labios. Llamó a esa sonrisa «una gran misericordia de Dios» y dijo que le dijeron que no sufrió. Durante los once días transcurridos desde su muerte, Erika ha encontrado consuelo en el Padrenuestro y en la confianza de que se hizo la voluntad de Dios.
Erika también destacó signos de avivamiento en medio de su dolor: personas que abren Biblias, regresan a la iglesia, oran de nuevo, actos que cree que Charlie habría apreciado. Desafió a los hombres a liderar sus hogares espiritualmente e instó a las esposas a luchar por la virtud. A través de todo esto, enfatizó que el legado de Charlie se centró en la fe, el amor y el compromiso duradero con la familia y el diseño de Dios para el matrimonio.
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