La gobernadora de Iowa, la republicana Kim Reynolds, ha promulgado leyes que prohíben la educación LGBT para niños en edad de primaria, limitan los contenidos sexualmente explícitos en las bibliotecas de las escuelas públicas y aumentan la participación de los padres en cuestiones de identidad de género en los niños.
La legislación, el expediente 496 del Senado, restringe la enseñanza sobre orientación sexual o identidad de género desde el jardín de infancia hasta sexto curso y elimina de las bibliotecas escolares cualquier libro que contenga descripciones o representaciones de actos sexuales.
Además, obliga a los padres a acceder en línea a los catálogos de las bibliotecas escolares, permite a los padres solicitar la retirada de materiales inadecuados de las aulas, exige el consentimiento paterno para que los niños sean encuestados sobre temas como la afiliación política y la salud mental, e insiste en la notificación paterna si un alumno desea ser identificado como del sexo opuesto.
El Gobernador Reynolds elogió la legislación, calificándola de reforma educativa transformadora que da prioridad a la participación de los padres, reduce las regulaciones sobre las escuelas públicas, permite flexibilidad en el aumento de los salarios de los profesores y capacita a los educadores para preparar a los niños para su futuro.
Afirmó: “La educación es el gran igualador y todos los implicados, padres, educadores, nuestros hijos, merecen un entorno en el que puedan prosperar.” A pesar del respaldo del Gobernador, la ley se enfrentó a la oposición de demócratas, activistas LGBT y la Asociación de Educación del Estado de Iowa, el mayor sindicato de profesores del estado.
En todo el país ha crecido la polémica sobre la inclusión de libros de temática y contenido sexual explícito en escuelas y bibliotecas, lo que ha provocado la reacción de los padres.
Esta cuestión, junto con el avance de los mensajes ideológicos en la educación financiada con fondos públicos, se considera un factor de las recientes victorias republicanas en estados como Florida y Virginia.
La preocupación de que los padres desconozcan la confusión de género de sus hijos se ha visto subrayada por casos trágicos como el de Yaeli Martínez, una joven de 19 años a la que se animó a considerar la “transición de género” como remedio para su depresión, idea promovida por un orientador del instituto que ocultó la situación a su madre. Yaeli acabó trágicamente con su propia vida tras tres años viviendo como un varón.
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