El presidente Donald Trump ha restablecido las prisiones de un solo sexo, una medida que ha llevado a que los reclusos que se identifican como mujeres sean devueltos a centros para hombres.
Según el New York Times, el cambio afecta a unos 1.500 presos federales que se identifican como mujeres. El cambio se realizó como parte de la orden ejecutiva de Trump, “Defender a las mujeres del extremismo de la ideología de género y restaurar la verdad biológica en el gobierno federal”, donde también concluyó los procedimientos médicos relacionados con la transexualidad para los reclusos.
La medida ha sido descrita como “una gran victoria” por el Frente de Liberación de la Mujer (WoLF, por sus siglas en inglés), una organización feminista que destaca el problema de las mujeres encarceladas que son víctimas de la violencia machista y aboga por las prisiones de un solo sexo.
El grupo se opone actualmente a una ley de California que permite a los reclusos solicitar instalaciones en función de su identidad, y no de su sexo biológico.
WoLF argumenta que esta legislación viola los derechos constitucionales de las mujeres encarceladas, ya que las expone a “castigos crueles e inusuales”, una violación de la Octava Enmienda.
Sin embargo, la directora jurídica del Centro Nacional para los Derechos de las Lesbianas, Shannon Minter, cree que esta política podría provocar un aumento de las “violaciones y agresiones físicas” a personas transexuales. Minter también sugirió que resta autoridad a los funcionarios de prisiones, que actualmente pueden hacer uso de su discreción en aras de la seguridad de las instalaciones.
La Oficina de Prisiones informa de que casi el 50% de los reclusos varones que se identifican como mujeres tienen condenas por delitos sexuales, en comparación con el 11% de los varones biológicos que no se identifican como mujeres.
Además, dentro del grupo de hombres encarcelados que pretenden trasladarse a prisiones de mujeres en California, el 33,8% son delincuentes sexuales registrados.
Esta práctica de alojar a los presos en instalaciones que no se corresponden con su sexo biológico se aplicó por primera vez hacia el final de la administración Obama. Bajo Biden, estas directrices se restablecieron tras ser revisadas durante el primer mandato de Trump, exigiendo que el alojamiento se correspondiera con el “sexo biológico” del preso.
La vuelta de Trump a las prisiones de un solo sexo anula una vez más este sistema.
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