Un destacado obispo católico de EE. UU. ha emitido una dura condena a la reciente decisión de la FDA de aprobar una versión genérica del fármaco abortivo mifepristona, calificándola de una “incoherencia impactante” que pone en peligro la salud de las mujeres y acelera el número de muertes de niños no nacidos. El obispo Daniel E. Thomas de Toledo, una figura clave en los esfuerzos pro-vida de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU., instó a la agencia a dar marcha atrás de inmediato, en particular porque ya se está llevando a cabo una revisión federal de seguridad.
El obispo Thomas destacó la hipocresía de aprobar un acceso más amplio a un fármaco cuya seguridad está siendo objeto de un nuevo escrutinio. Señaló que la FDA está llevando a cabo simultáneamente un estudio de seguridad en el mundo real de la mifepristona, pero ha dado luz verde a una versión más barata y accesible antes de que se complete esa revisión. Esto, argumentó, pone en riesgo innecesario a innumerables mujeres y vidas inocentes. “Las madres necesitadas y sus hijos no nacidos merecen algo mejor”, dijo.
El obispo también criticó la desregulación previa del fármaco bajo la administración de Biden, afirmando que la reducción de la supervisión y la flexibilización de las restricciones a lo largo del tiempo “permitieron la muerte de más niños y pusieron en peligro la salud de más mujeres”. Enfatizó que el momento es especialmente atroz dado que el HHS ya ha iniciado investigaciones sobre efectos adversos graves asociados con el aborto químico, incluyendo hemorragias, infecciones y sepsis.
Los grupos pro-vida advierten que la mifepristona barata y genéricamente disponible inundará el mercado e impulsará la tasa de abortos, particularmente cuando se eliminan las barreras anteriores. Los abortos químicos ya representan alrededor del 63% de todos los abortos en Estados Unidos, y la mifepristona se utiliza en más de la mitad de esos casos.
El obispo Thomas concluyó con una súplica: que la revisión de seguridad en curso revierta esta aprobación perjudicial, y que los responsables políticos cambien su enfoque hacia el apoyo real a las mujeres, ofreciendo alternativas y atención genuinas en lugar de ampliar el acceso al aborto. La lucha, afirmó, no es solo legal o política, sino moral: salvaguardar las vidas vulnerables y defender la salud y la dignidad de las madres y los niños por igual.
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