Hubo un tiempo en que el deporte era un lugar en el que una persona podía dejar de lado la política y limitarse a disfrutar viendo un partido jugado por atletas de élite. Pero no más. Desde que el gran deporte ha entrado en las guerras culturales del lado del woke, nuestros deportes se han politizado.
Tomemos como ejemplo el reciente partido de la NBA disputado en Milwaukee el 26 de enero. Según informó Fox News, los Milwaukee Bucks convirtieron ese día en la “Noche del Orgullo”, que contó con un espectáculo drag en el descanso. Un partido que contó con la presencia de niños.
La NHL no es mejor. En su reciente Noche del Orgullo, celebrada en Filadelfia, los jugadores vistieron camisetas con la temática del arco iris y utilizaron palos de hockey con los colores del arco iris. El acontecimiento acaparó la atención nacional cuando un valiente jugador de los Philadelphia Flyers, Ivan Provorov, se negó a participar en las festividades del Orgullo por sus creencias religiosas.
La NHL (Liga Nacional de Hockey) también apoyó recientemente un torneo de hockey para jugadores transexuales, en el que una mujer que se creía hombre sufrió una conmoción cerebral tras ser golpeada por un hombre que se creía mujer. No se pueden inventar estas cosas.
¿Volverán nuestros deportes a ser simplemente deportes? Lo dudo, no mientras las élites despiertas que dirigen Big Sports estén al timón. Sólo negándose a apoyar semejante wokeness, Big Sports entenderá el mensaje. ¿Cuándo empezará a hacerlo el pueblo estadounidense?
“Y la agenda radical LGBT debe ser derrotada….”
Imagen: NBA.com
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