Una atleta dice lo obvio sobre permitir que los hombres biológicos compitan contra las mujeres

Se está reduciendo la competición deportiva a dos categorías: la masculina y la mixta. Está quitando a las mujeres las posibilidades no sólo de ganar, sino incluso de competir limpiamente en los deportes.

Madison Kenyon es una atleta de la Universidad Estatal de Idaho y está cansada de que a ella y otras mujeres les roben sus victorias en eventos deportivos femeninos las “mujeres transgénero” (es decir, hombres biológicos que se identifican como mujeres). Así que ha decidido denunciar con valentía la injusticia de esta situación. En un artículo titulado “Las mujeres podemos vencer los pronósticos, pero no la biología. Mantengan a los hombres fuera de los deportes femeninos”, publicado en Fox News el 11 de enero de 2022, Kenyon declaró:

“Para cualquier mujer que se oponga a eso [hombres biológicos en competiciones femeninas], estará expuesta a que diversas autoridades -entrenadores, administradores, funcionarios deportivos, cargos electos e incluso el propio Comité Olímpico- las acosen, además de negarles sus particularidades e identidad genética. Sé lo frustrante que es esto. Llevo tres años compitiendo como deportista de atletismo en la Universidad Estatal de Idaho, donde hasta cinco veces he perdido competiciones contra un hombre que decidió identificarse como mujer”.

Esta situación es descaradamente injusta para las mujeres y anula todo el esfuerzo que realizan para competir. Kenyon escribe:

“Cualquier atleta femenina puede decirte lo frustrante que es [perder antre una mujer transgénero]. Ser un atleta de alta competición es mucho más que presentarse a una carrera, o incluso realizar los intensos entrenamientos y ejercicios. Se trata además de todo aquello a lo que renuncias por tu deporte: madrugar día a día, las fiestas que a las que renuncias porque no puedes quedarte hasta tan tarde, los eventos familiares y escolares a los que no puedes asistir porque estás compitiendo o entrenando con el equipo. Todo ese esfuerzo es pisoteado por ese corredor masculino que va delante de ti… piensas en todas las mujeres que compiten… en sus años dedicados a entrenar, sacrificio y abnegación… y de repente todo eso desaparece en el momento en que el atleta masculino está en la pista”.

Lo más trágico es que las propias atletas se ven obligadas a guardar silencio ante esta injusticia:

“Mis compañeras atletas tenemos que mirar para otro lado, ignorar que corremos contra personas que no son como nosotras, que son naturalmente más fuertes y más rápidas, y que de repente ganan todos los premios por los que hemos trabajado tan duro, y que además ahora tienen acceso a todas las becas y al reconocimiento deportivo que nos hemos ganado nosotras legítimamente. Se supone que debemos sonreír, vitorear, aplaudir y fingir que todas estamos muy contentas con esto, que no nos oponemos a ver cómo nuestros años de esfuerzo y los sueños de toda una vida se esfuman, y que no nos importa negar la realidad mientras eso complazca al público con el fin de mantener a nuestra escuela alejada de una demanda por transfobia.”

Kenyon hace una excelente observación. Si la “identidad” se impone a la realidad, ¿por qué deberíamos evitar que un boxeador de pesos pesados que pesa 90 kilos pero que se auto”identifique” con un peso mosca (los que pesan menos de 50 kilos) competa en la división de peso mosca? Según la moda/ideología woke, no hay ningún argumento en contra:

“Como atleta y estudiante de biología, me parece fascinante que las mismas autoridades deportivas que pensarían que es un despropósito poner a un boxeador de peso pesado en el ring con un peso mosca -sólo porque el primero se “identifica como peso mosca” en ese momento- sí piensen que es perfectamente natural poner a un hombre en la pista de atletismo o en el campo de fútbol al lado de una mujer y declarar esta situación como “justa”.

El resultado final de todo esto, escribe Kenyon, es la eliminación de los deportes femeninos: “Se está reduciendo la competición deportiva a dos categorías: la masculina y la mixta. Está quitando a las mujeres las posibilidades no sólo de ganar, sino incluso de competir limpiamente en los deportes”.

Kenyon concluye su artículo con una buena ración de sentido común:

“Nosotras, [las mujeres], podremos vencer el cansancio, la frustración, incluso a un equipo duro. Podremos vencer al reloj. Podremos vencer a unos pronósticos muy adversos. Pero al final, no podremos vencer a la biología, ni a los funcionarios más preocupados por complacer a los wokes que por ‘respetar nuestras necesidades e identidades'”.

La atleta universitaria Madison Kenyon se ha atrevido a decir la verdad a las élites del mundo que anteponen las necesidades de los hombres biológicos a las de las mujeres biológicas. Las élites que intentan deshacer todos los logros de las mujeres en las últimas seis décadas en el deporte y otros ámbitos. Esperemos que Kenyon pueda animar a más deportistas, tanto mujeres como hombres, a denunciar esta injusticia.

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