Last updated on mayo 5th, 2022 at 06:32 am
En 2012, fui al estreno de esta película polaca en Madrid, dado mi interés por la historia de los países comunistas y de sus mártires. Me encontré con un personaje fascinante que hasta ese momento no conocía, el padre Jerzy Popieluszko. Más tarde, en 2016, leyendo un pequeño libro sobre beatos y santos polacos antes de la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia, volví a encontrarme con su biografía.
En 2019, viajé a Torun. Los polacos con los que coincidí allí quedaron bastante sorprendidos por mi interés por este mártir. Yo no sabía que el lugar donde secuestraron al padre Popieluszko estaba tan cerca de allí, así que me llevaron a visitarlo. En ese punto de la carretera que va de esta pequeña ciudad universitaria a Bydgoszcz, se encuentra un memorial y un pequeño museo. Finalmente, en noviembre de 2021, pude visitar su tumba, en su última parroquia, en Varsovia.
Parece que este beato reaparece cada cierto tiempo en mi vida, y por esto y para realizar un pequeño homenaje a mi querida Polonia, comento este film.
POPIELUSZKO EN EL CINE
Esta película fue estrenada en 2009 en Polonia, un año antes de que Jerzy Popieluszko fuera proclamado beato, pero en España no pudimos verla hasta tres años más tarde. Cuando este mártir fue asesinado por el régimen comunista, el director de la película tenía 16 años. Asistió como representante del movimiento scout al funeral, en el que estuvieron unas 600.000 personas, y esta figura le conmovió. Tardó siete años en realizar la película que, para el cine polaco, es una producción bastante ambiciosa.
La historia del padre Popieluszko ya había sido llevada al cine en Conspiración para matar a un cura (1988), de la directora polaca Agnieszka Holland pero rodada en inglés con actores internacionales como Christopher Lambert y Ed Harris. En aquel momento se cambiaron los nombres de los personajes, debido a la cercanía en el tiempo a los acontecimientos.
TONO DOCUMENTAL
Aunque el libro recientemente publicado 100 películas cristianas no trata la película de la que estamos hablando, sí que dedica un capítulo al biopic de San Juan Pablo II De un país lejano (Krzysztof Zanussi, 1981). Creo que la siguiente afirmación podría describir también la película del mártir polaco: “Más que una biografía, el film es una radiografía de la historia reciente de Polonia (…). Es por ello que su metraje está barnizado con una capa documentalista muy evidente, puesto que entrevera imágenes de archivo con elementos de ficción (…). Pretende ser una explicación de la fortaleza que siempre ha caracterizado al pueblo polonés” (PÉREZ CHÁVEZ, José María. 2020, Homo Legens).
Este barniz documentalista se nota desde el inicio de la película, que comienza con imágenes reales de la visita Juan Pablo II a su país natal en 1979, por primera vez desde que es papa y con el muro de Berlín aún en pie, que mezcla con algunas imágenes ficticias.
Enseguida viajamos a Varsovia, a agosto de 1980, con la huelga de la fundición en la que los trabajadores están encerrados y sus familias fuera. Aquellos piden una misa, que acude a celebrar el padre Jerzy. Los tonos de estas primeras imágenes ficticias son en su mayoría oscuros.
En estos momentos se muestran imágenes reales de la huelga, en las que aparece el líder de Solidaridad Lech Walesa (también se muestra una foto real de ambos, Popieluszko y Walesa), de la creación de Solidaridad e incluso de pancartas del sindicato en los créditos.
Además, podemos ver el atentado el 13 de mayo de 1981 de San Juan Pablo II y las misas multitudinarias del padre Popieluszko. Más tarde, aparece también la segunda visita de Juan Pablo II a Polonia, en junio de 1983, y al final la visita de este a la tumba del ahora beato.
El Papa Magno no está presente solo con estas imágenes reales, sino que también se habla de él en varias ocasiones. Por ejemplo, Popieluszko se retira un tiempo (que aparece de forma muy breve en la película) en Zakopane, donde estuvo San Juan Pablo II. Además, el obispo le dice al padre Jerzy que el papa ha preguntado por él y lee sus homilías, mostrando así el apoyo del pontífice al sacerdote, que llegó a estar en el primer puesto entre los curas “problemáticos” para el régimen.
LOS PERSONAJES
Los obreros son dibujados en la primera parte de la película, durante la huelga, de una forma bastante simple y ruda. Sin embargo, desde el primer momento, el director intenta mostrar al cura como lo que es, como un sacerdote, y no como un agitador o un revolucionario. Aparece confesando a los obreros. Una escena que no me gusta es en la que es interrumpido en medio de una confesión. Supongo que ningún sacerdote que ama los sacramentos que imparte dejaría ser interrumpido por otra persona en medio de una confesión.
Pero es en este momento cuando el padre Popieluszko dice una de las grandes frases de la película: “El mayor enemigo no es la milicia, ni el gobierno ni otro hombre, sino nuestro miedo”. Más adelante, esta frase puede ser completada con otra del mismo personaje: “La mayor falta de un apóstol es el miedo”.
Otra sentencia significativa que la película recuerda del mártir es: “Yo lucho contra el mal y no contra las víctimas del mal”. Finalmente, podemos recordar el diálogo en el que un laico le dice: “Esperemos, Padre, que alguna vez seamos libres”, a lo que él responde: “Yo ya soy libre”; de ahí viene el subtítulo de la película: “La libertad está en nosotros”.
Los actores son desconocidos para el público español. No obstante, me ha llamado la atención el parecido con los personajes reales en el caso de los padres Popieluszko y Bogucki. Es sumamente interesante que el cardenal Jozef Glemp, primado de Polonia y arzobispo de Varsovia, se interprete a sí mismo (en algunas entrevistas tras la película declaró que tuvo que teñirse el pelo para parecer más joven).
El actor principal muestra a un sacerdote muy cercano y natural, con caras de miedo realmente realistas pero que calma al resto de personajes ante situaciones adversas, muy generoso (regala hasta sus zapatos y lleva té a los agentes que le vigilan), y que contagia sus virtudes a los laicos que trabajan con él. También vemos algunos de sus defectos, como su vanidad cuando le dicen que quieren pintar un retrato suyo.
El padre Jerzy muestra en varias ocasiones su agotamiento ante la situación de persecución tan difícil que está viviendo, y sus “caídas”, hasta el punto de llorar porque no puede más. Todo ello dibuja un santo de carne y hueso que es de agradecer frente a la abundante literatura, y algunas películas, que nos presentan a santos extremadamente épicos. Otro detalle del guion que acerca la figura del beato es que sus amigos le llamaban con el diminutivo Jurek, y así se muestra en una conversación.
El sacerdote mayor, el padre Bogucki, está también bien presentado. Comienza reprendiendo al padre Jerzy porque no ha desayunado con el resto de la comunidad, en la que el joven sacerdote es nuevo, y por no cantar de forma propicia en la liturgia. Poco a poco, se va contagiando de la valentía del padre Jerzy, hasta querer tomar sobre él toda la responsabilidad. En ese momento de la comparecencia, el padre Bogucki está fuera y grita a un policía que no le ha tratado como merece un sacerdote, mostrando su gran fuerza interior. Cuando Popieluszko es atacado con un cóctel molotov, este personaje le abraza. Finalmente, en el funeral, se desmaya, mostrándole también en todos estos momentos cercano, vulnerable (no puede ser menos ante terrible situación) y valiente.
En un momento de la película, se ve como el secretario del obispo está molesto por las acciones de Popieluszko, pero en cambio el prelado le apoya. Más tarde, quieren enviarle a Roma, tras preguntar la opinión de algunos de sus amigos. Quizás falta un poco de explicación de lo que pensaban los diferentes obispos que aparecen, pues a veces estas escenas quedan cortas.
Como hemos dicho anteriormente, el padre Jerzy aparece en numerosas ocasiones como pastor que es. Pero la película también muestra la piedad de los laicos que le siguen y que resisten al gobierno comunista, que ante el ejemplo de su pastor, se van comprometiendo cada vez más. Por ejemplo, en el juicio a los obreros, el líder local de Solidaridad lleva al rosario y se lo enseña al sacerdote, que está en el público. Mucho más tarde, cuando el cura ha desaparecido, los fieles piden noticias de él a su comunidad y comienzan a rezar, hasta que otro sacerdote decide celebrar una misa para pedir por él.
Los personajes de este grupo de laicos están bien desarrollados, pero quizás intenta introducir a demasiados, con lo que sus historias quedan a veces a medias.
LA POLONIA COMUNISTA FRENTE A LA POLONIA CATÓLICA
El vestuario y la decoración caracterizan muy bien la época. Esta última cuenta con muchos detalles, especialmente en la casa del sacerdote; por ejemplo, la kotwika (“ancla” en español), que es el símbolo de la resistencia polaca durante la II Guerra Mundial; el cuadro de San Maximiliano Kolbe; o un calendario de 1984.
También en otros momentos muestra el director escenas de la piedad polaca, como el Cristo de la Misericordia o la Virgen de Czestochowa, imagen que el sacerdote también tiene en su casa. Hacia el final de la película hay una escena preciosa en relación a la patrona de Polonia, que explico en el siguiente apartado.
ESCENAS REMARCABLES
En la peregrinación de los obreros a Jasna Gora, está previsto que el padre Jerzy hable en la introducción de la misa. Intenta comenzar dos veces pero otro sacerdote le retiene disimuladamente con la mano; este sacerdote es el que finalmente habla. Esta humillación la vive nuestro protagonista mirando a la imagen de la Virgen, que está detrás de él. Es quizás una de las escenas más bonitas de la película, junto con el “Christus Vincit” del inicio de una Eucaristía, con los fieles haciendo la V de victoria con las manos, y algunos laicos y todos los sacerdotes portando crucifijos.
Algunas escenas sacan una leve sonrisa ante tal drama, muy necesarias por la tensión en la que se siente el espectador. Por ejemplo, el disfraz del padre para pasar desapercibido, con bigote y barba postiza y agarrado a una mujer, o cuando, estando de vacaciones,hay una redada y comienza a hacer gimnasia. Tremendamente duro pero humorístico es a veces el seguimiento de los espías: uno de los jóvenes que le siguen les llama los admiradores de su madre, y el beato puso a su perro agente en referencia a sus vigilantes.
RECURSOS CINEMATOGRÁFICOS
Aunque es cierto que la película es modesta artísticamente, engancha por la gran fuerza de su historia. Utiliza recursos cinematográficos como feedbacks (por ejemplo, cuando Marizia cuenta cómo los soldados se han llevado a su marido Sigmund) o la voz en off para escuchar las oraciones del sacerdote o sus homilías, e incluso un informe de los agentes contra el padre Jerzy.
Esta voz en off tiene especial fuerza poco antes del martirio, cuando durante la misa se ve una de las últimas comuniones del beato y se le oye decir para su interior: “El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna. La sangre de Cristo me guarde para la vida eterna”.
La música es utilizada en los momentos épicos y de máxima tensión, como las batallas contra el ejército, al inicio de la película con demasiada intensidad y de forma repetitiva. Al final de esta, durante el martirio, es más comedida.
Este momento de máxima tensión es solucionado con emoción pero sin cargar las tintas. Sí que se muestra la sangre en su cara, a través un estrecho haz de luz que entra en el maletero donde le han metido. Poco después, vemos cómo atan con una cuerda (que está en el museo del lugar de su desaparición) y un lastre la cabeza, las manos y los pies del beato. Pero no muestra momentos más escabrosos, como que los agentes que le secuestraron y le tiraron a un embalse le cortaron la lengua. Este dato horrible quizás podía haber sido contado sin mostrarlo, por ejemplo, en el momento en el que sus amigos están recopilando fotografías y homilías suyas tras la muerte, ya que describe muy bien el horror comunista.
En definitiva, una muy interesante película sobre un aún más interesante personaje, mártir y beato de la Iglesia Católica, que revela la crueldad del régimen comunista y la fuerza de los que permanecieron fieles a su patria y a su fe. Toda una clase de historia recomendable para proyectar en un videoforum para adolescentes y adultos.