En los últimos días, la Primera Ministra escocesa, Nicola Sturgeon, ha presentado su dimisión como Primera Ministra. Dijo que lo había decidido por motivos personales, pero en realidad lo hizo por la derrota recibida del Gobierno de Londres, que en las últimas semanas había rechazado la ley escocesa de autodeterminación del sexo biológico.
En su discurso completo, Sturgeon hizo gala de su egocentrismo por enésima vez al repetir las palabras “yo”, “me” y “mi” 153 veces y sólo 11 veces el nombre del país que gobierna: Escocia. Los escoceses y escocesas saben cómo Sturgeon ha impuesto siempre la ideología LGBTI como “doctrina de Estado”: en las escuelas, sin el consentimiento de los padres, las clínicas de “transición de género“, hasta la nueva ley de autoidentificación del sexo, sin consulta médica ni parental, que divide al país desde el pasado otoño, denunciada también por la ONU en noviembre y rechazada después el 16 de enero por el gobierno en Londres.
Ahora muchos esperan el nombramiento del próximo Primer Ministro, siendo la favorita una cristiana acérrima, la Ministra de Economía y Hacienda Kate Forbes, de 32 años. Su compromiso cristiano podría incapacitarla para el cargo. Esta joven de 32 años, nacida en la región de las Highlands (lejos de los centros de poder de Edimburgo y Glasgow), es admirada por su ponderación, su temperamento amable con los adversarios políticos y su capacidad para conectar con la gente.
“Creo en Jesucristo, mi vocación es servir”, este es el lema que juzga a Kate, entrevistada por la BBC en 2021 donde explicó: “Para ser claros, creo en la persona de Jesucristo. Creo que murió por mí, que me salvó y que mi vocación es servirle y amarle, y servir y amar a mi prójimo con todo mi corazón, alma, mente y fuerzas.
La política pasará, soy una persona antes que un político y esa persona seguirá creyendo que estoy hecha a imagen de Dios”. Su postura provida está siendo criticada (en 2018 declaró que “la medida del verdadero progreso” es cómo se trata a los “no nacidos y a los enfermos terminales”).
Además, fue la voz más autorizada dentro del gobierno la que pidió frenar y modificar la legislación sobre autoidentificación de género, porque cambiar precipitadamente “la definición de hombre y mujer (…) supondría el riesgo de crear una ley equivocada”.
Ya veremos, una cosa es cierta, Escocia tiene una estrella emergente, competente y fiel cristiana, ¿será posible que Kate Forbes, la sustituta natural de Nicola Sturgeon, se convierta en Primera Ministra o será rechazada porque la religión del Estado escocés es exclusivamente LGBTI?