Por 30 votos a favor y 13 en contra, el estado suroccidental de Guerrero, una de las 32 entidades federales, territoriales y administrativas, incluida la capital, que componen México, también despenalizó el aborto, siguiendo a la Ciudad de México, Oaxaca, Coahuila y Sinaloa, entre otros.
Hasta las 12 semanas de vida del bebé en el vientre materno, el aborto electivo será posible. En todo el país, sin embargo, el aborto sigue siendo posible en los casos de embarazo por violación, cuando hay riesgo para la vida de la mujer, si el feto tiene problemas graves de salud y en algunos casos de extrema pobreza.
Esto desmiente las pretensiones de quienes pretenden contrabandear la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, haciéndola pasar por una protección para las mujeres y niñas que suelen estar en riesgo de violencia y abuso en el país iberoamericano. De hecho, si se examina más detenidamente, hacer del aborto una opción como cualquier otra les expondría incluso al peligro contrario.
Incluso, si en los Estados Unidos de América la Corte Suprema federal llegara a invalidar, como se espera, el infame fallo Roe vs. Wade que hizo que el aborto no fuera ilegal en los Estados Unidos en 1973, México podría convertirse en un destino para el “turismo del aborto”.
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