Hace dos años informamos sobre el informe provisional Cass Review emitido por el NHS del Reino Unido, en el que la pediatra Dra. Hilary Cass calificaba el GIDS (Servicio de Desarrollo de la Identidad de Género) de Tavistock, la única clínica de género del Reino Unido, como “Inadecuado”, que es la calificación más baja posible.
La revisión final se ha publicado este mes de abril y tiene un alcance muy amplio, ya que la Dra. Cass revisó todas las pruebas disponibles en las que se ha basado la llamada medicina de género.
Otra pregunta que intentó responder es por qué en los últimos años se ha producido un aumento exponencial de la disforia de género en niños y adolescentes, siendo las niñas la mayoría.
La Dra. Cass ha llegado a la conclusión de que se ha “defraudado” a los niños porque la atención en materia de género que se les prestó no se basaba en investigaciones sólidas, y ha señalado que todo el debate estuvo marcado por la “toxicidad“, ya que los profesionales se abstuvieron de discutir abiertamente sus puntos de vista por miedo a “que te llamen transfóbico si adoptas un enfoque más cauto” o a que te acusen de llevar a cabo una “terapia de conversión”.
Como recordatorio, la revisión se inició después de que varios denunciantes expresaran su preocupación por el hecho de que los pacientes estuvieran siendo “sometidos por la vía rápida” y “apresurados” a tratamientos de género afirmativo en el GIDS.
En el prólogo de su informe, la Dra. Cass escribe: “Me ha decepcionado la falta de pruebas sobre el impacto a largo plazo de tomar hormonas desde una edad temprana; la investigación nos ha defraudado a todos, sobre todo a usted. La realidad es que no disponemos de buenas pruebas sobre los resultados a largo plazo de las intervenciones para gestionar el malestar relacionado con el género.”
El GIDS cerró finalmente la semana pasada y desde la revisión provisional se han abierto centros regionales en Londres y Liverpool. Sin embargo, en la revisión final, la Dra. Cass afirma que las futuras clínicas no deberían llevar la palabra “género” en el nombre ya que deberíamos “dejar de llamar a estos servicios sólo de género porque los jóvenes no se definen sólo por su género”.
Cree que las futuras clínicas deberían ofrecer una amplia gama de intervenciones, en lugar de tener una “visión de túnel” sobre el género.
El efecto amedrentador en la sociedad –el miedo a ser “anulado” o tildado de transfóbico al plantear cualquier inquietud o aprensión- ha perjudicado a cientos de niños a los que se dijo que el hecho de explorar su género, que es “un proceso normal” en la adolescencia según la Dra. Cass, eran en realidad transgénero y requerían tratamientos hormonales y otros tratamientos médicos.
También mencionó su preocupación por el “ensombrecimiento del diagnóstico”, es decir, los numerosos casos en los que se pasaban por alto otras cuestiones sanitarias de los pacientes y se centraba la atención únicamente en que cuestionaran su identidad de género.
Los jóvenes remitidos a las clínicas deben someterse a una “evaluación holística“, que incluya la detección de afecciones del neurodesarrollo, ya que se descubrió que muchos pacientes de género padecían autismo, TOC, ansiedad y otros problemas de salud mental.
Las investigaciones anteriores de la Dra. Cass han dado lugar a que el NHS decida dejar de recetar bloqueadores de la pubertad a los niños fuera de los ensayos de investigación, mientras que la nueva investigación recomienda “extrema precaución” antes de prescribir dichos tratamientos a menores de 18 años, ya que debería existir una “vía separada” de atención para aquellos que aún no han alcanzado la pubertad.
Cuando el informe final vio la luz, el Gobierno británico respondió rápidamente, y la ministra de Víctimas y Salvaguarda, Laura Farris, afirmó que se produciría un “cambio de rumbo fundamental” en la atención a las mujeres.
Una larga sección de la revisión explora las causas que subyacen al aumento del número de derivaciones al GIDS. “Es un experimento social: no sabemos lo que ha supuesto para la generación que viene, lo que ha sido bueno y lo que es malo”, afirmó.
“La biología no ha cambiado en los últimos años, así que no es que eso haya cambiado las cosas… Sí que tenemos que pensar muy seriamente en el impacto de los medios sociales, no sólo en términos de personas influyentes, sino en el efecto de las largas horas en los medios sociales”, señaló la Dra. Cass.
También destacó el peligro de introducir una cuña entre los niños y sus padres y de mantener a éstos en la oscuridad sobre los problemas de identidad de género de sus hijos: “A algunos se les dijo que los padres no lo entenderían, por lo que tuvieron que separarse activamente de sus padres o distanciarse de ellos; todas las pruebas demuestran que ese apoyo familiar es realmente clave para el bienestar de las personas”.
La Dra. Cass señaló que también quería determinar cuántos niños se han visto perjudicados por los tratamientos hormonales, pero se lo impidieron.
En concreto, quería explorar los resultados de 9.000 antiguos pacientes del GIDS que se han trasladado a clínicas de género para adultos, sin embargo, todas las clínicas menos una se negaron a ponerse en contacto con sus antiguos pacientes.
“Sí creo que estuvo coordinado. Me pareció que estaba impulsado ideológicamente. No había ninguna razón de fondo para ello. Así que sólo puedo llegar a la conclusión de que se debió a que no creían que fuera lo correcto tratar de concretar estos datos”, afirmó.
Según la página web oficial, el “objetivo de la Revisión Cass es garantizar que los niños y jóvenes que cuestionan su identidad de género o experimentan disforia de género, y que necesitan apoyo del NHS, reciban una atención de alto nivel que satisfaga sus necesidades y sea segura, holística y eficaz”.