Existe una corriente creciente de gente con conocimientos escasos en física que justifica con las razones más estrambóticas que la Tierra sigue siendo plana, como se creía antes de los griegos antiguos. Especialmente risoria es la Flat Earth Society que tiene además un grupo numeroso de ingenuos que lo siguen en las redes sociales. Es un caso típico de Disonancia Cognitiva.
Con razones y comportamientos muy parecidos, existen millones de personas azuzadas por ideologías autodenominadas “progresistas” que bajo la presión de enormes cantidades de dinero se cobran la vida de millones de personas en todo el mundo, cada año.
Este gigantesco genocidio eugenésico sólo puede mantenerse a base de una enorme disonancia cognitiva creada para hacer creer que el ser humano, en sus etapas tempranas de gestación dentro del vientre de su madre, no es humano y por lo tanto, no es digno de ser protegido; ni es sujeto de derecho como lo pueda ser la madre que lo lleva dentro. A este tipo de gente, se les denomina fetoplanistas dado que presentan muchos puntos en común con los terraplanistas y con los planistas en general.
En el caso de los fetoplanistas, presentan procesos cognitivos para justificar acciones inmorales. En el caso de los abortistas, se dan los cuatro síntomas de manual:
- Justificación moral del acto inmoral.
- Negación y rechazo de la responsabilidad individual.
- Negación y rechazo de las consecuencias negativas.
- Negación y rechazo de la víctima.
Veamos cada uno de estos puntos por separado y, en concreto, cómo se aplica en el caso del pro-aborto.
Justificación moral del acto inmoral
Consiste en reinterpretar el acto inmoral como una acción que será beneficiosa para alcanzar objetivos aceptables según las normas morales y sociales. Hay varias estrategas:
- Aplicación del utilitarismo que legitima la acción. El fin superior justifica el acto inmoral.
- Resaltar las ventajas comparativas del acto inmoral en relación a acciones cometidas por otros que serían peores. Por ejemplo, la no intervención de un testigo ante un hecho de violencia se justifica argumentando que esa falta de compromiso tiene mucha menos gravedad que el acto inmoral en sí mismo.
- También se puede orientar hacia la selección del manido “mal menor”. De entre los dos males, se toma el que produzca menos daño.
En el caso del aborto
Se mata al niño para salvar la salud psico-afectiva de la madre. Ante los dos males: matar al niño y salvar a la madre; hay que minimizar el daño causado (aborto) y maximizar el potencial evitado: la salud psico-afectiva de la madre, aunque esto sea un concepto nebuloso y escurridizo de difícil cuantificación objetiva.
La capacidad de decisión de la madre se sobrepone a la capacidad de decisión de la mujer que está por nacer. La Corte Suprema de Justicia de los EE.UU., en 1973 decidió que la mujer, amparada en el derecho a la privacidad —bajo la «cláusula del debido proceso» de la Decimocuarta Enmienda— podía elegir si continuaba o no con el embarazo; ese derecho a la privacidad se consideraba un derecho fundamental bajo la protección de la Constitución de los EE.UU. y por lo tanto no podía legislarse en su contra por ningún estado. Es la famosa sentencia Roe vs Wade.
También se recurre a justificar el uso excepcional del acto como último recurso cuando todos los demás medios han fallado. Este acto se justifica, a pesar de su rechazo moral, por ser una decisión extraordinaria a la que se ha visto obligada la “víctima-madre”
Para amplificar el potencial daño causado, viene muy bien la sociología y las estadísticas centradas en los sufrimientos atroces de las madres y el posterior crecimiento en un clima de falta de amor y rechazo de la criatura a la que con este acto de misericordia, se le priva de sus sufrimientos futuros, que se garantiza que va a tener y que van a ser muy duros.
Negación y rechazo de la responsabilidad individual
El individuo responsable de cometer un acto inmoral sostiene que con su comportamiento no tuvo intención de lastimar a la(s) víctima(s). Normalmente, el individuo dice que las circunstancias lo llevaron a cometer el acto inmoral. El responsable se percibe a sí mismo como si estuviera controlado desde el exterior y, por consiguiente, sin ningún tipo de responsabilidad sobre sus actos inmorales. Este control externo tiene muchos nombres: la sociedad, la pobreza, mi condición sexual,…
También se puede encontrar casos en los que el individuo responsable de cometer un acto inmoral se percibe a sí mismo como una parte poco importante del grupo. Por ello, percibe que sus actos no tienen mayores consecuencias y que, al final, no está lastimando a nadie. Todos lo hacen.
Entre los ejemplos más comunes suele recurrise a tópicos como los ladrones de tiendas que sostienen que eso no es importante porque lo hace mucha gente (todos lo hacen) y al mismo tiempo, también hay ladrones que roban mucho más que nosotros, como los políticos corruptos (parte menor del grupo), así como a las personas que no se preocupan por el medio ambiente porque nadie lo hace y total, yo sólo he tirado una lata en el campo.
En el caso del aborto
Entre los ejemplos más comunes que suele emplear la gente que ha abortado suele recurrise a tópicos como:
- Todo el mundo lo hace. Es una práctica establecida. Se hacen muchos miles de abortos al año. Yo no soy el único.
- Yo sólo cumplo la ley. Mi responsabilidad se traslada al estado que es quien hace las leyes en las que yo no puedo ni alterar ni influir. Aquí se junta el efecto pedagógico de la ley y la fuerza moral de la masa.
- Pues en los EE.UU. o China todavía se aborta más; resaltando implícitamente la bondad de quien aborta ya que podría ser peor de lo que ya es y su esfuerzo por no serlo… “tanto”.
- En última instancia, sólo se trata de un aborto. ¿Qué es eso en comparación con los millones que suceden cada año en todo el mundo?
Negación y rechazo de las consecuencias negativas
Al final, las consecuencias de un acto inmoral no perjudican directamente a nadie. Por ejemplo, podemos observar el uso de este mecanismo cuando un ladrón de coches se justifica alegando que el dueño del coche robado obtendrá uno nuevo porque seguramente el coche robado estaba asegurado.
Efectivamente, al final, el dueño del coche sólo sufrirá molestias burocráticas y tendrá que desenbolsar algo de dinero, pero a cambio, dispondrá de nuevo de un coche a estrenar. Por supuesto, se obvia el dolo realizado a la compañia aseguradora, que es la que tendrá que desembolsar el dinero del coche nuevo, el gasto realizado al erario público por todo los costes judiciales y el incremento de las pólizas de seguro que tendrán que sufrir todos los conductores por culpa de este tipo de comportamientos insolidarios.
Este mecanismo predice que, cuando las personas no son enfrentadas con el sufrimiento de sus víctimas, su disposición para cometer actos inmorales aumentará.
En el caso del aborto
Es muy frecuente que se rechace el síndrome de estrés postoborto, se ningunee a los padres, abuelos, hermanos y a todo el círculo social que está alrededor de la madre.
La negación y rechazo de la dignidad humana de la víctima es otro de los recursos típicos de la negación de las consecuencias.
A las madres se les niega escuchar el latido del corazón de sus hijos, se les escamotea la visión del aseseinato de sus hijos para evitar que se enfrenten con el sufrimiento agónico de sus hijos. Como no hay consecuencias, su disposición para cometer actos inmorales aumentará. Y así ha ocurrido con el porcentaje de mujeres que han abortado por segunda vez, que no ha parado de crecer desde que se despenalizó el Asesinato Fetal, convirtiéndose, en algunos casos, en otro medio más anticonceptivo, bien por vía química (pastilla del día después), bien por vía quirúrgica.
Negación y rechazo de la víctima
El responsable de cometer un acto inmoral responsabiliza a la víctima, atribuyéndole la culpabilidad por la situación. Esto hace que el responsable de las acciones inmorales no sienta culpa, sino un sentimiento de que se encuentra realizando acciones justas y necesarias. En los casos de violencia doméstica, una madre puede legitimar acciones violentas hacia su hijo aduciendo que se lo merecía porque obtuvo una mala calificación en la escuela.
Otro modo de desvincularse moralmente de la víctima es la deshumanización, que consiste en un proceso progresivo de degradación que termina sustrayéndole a la víctima sus derechos, rasgos personales y cualquier tipo de característica que pueda generar empatía con otros seres humanos. La tortura y los asesinatos en genocidios y guerras normalmente son legitimados por medio de un proceso de deshumanización. Es clamoroso los términos en los que se referían los etarras a sus víctimas; el desprecio con el que trataban los nazis a los judíos a los que se les consideraba infrahumanos o cómo se justificó al principio la esclavitud debido a que eran los negros como monos y no llegaban a ser humanos.
En el caso del aborto
La culpa de quedar embarazada es de la madre por no saber, haber querido utilizar o por usar mal los métodos anticonceptivos. La responsabilidad de todo el proceso recae en la madre. La presión de padres, novios y demás círculo social puede llegar a ser tremenda.
El uso de la técnica de la negación y rechazo de la víctima (ver al final del artículo) por la vía de la deshumanización. Esta técnica es muy efectiva porque realmente no se está asesinando a una persona, sino eliminando trozos de tejidos como si de un cáncer, un lipoma o cualqueir verruga miserable se tratara. Por otro lado, la deshumanización del feto es clamorosa en los círculos abortistas.Esta técnica es muy eficaz anestesiando conciencias. Forma parte del proceso de creación del Chivo Expiatorio y ha funcionado muy bien en el pasado con los judios bajo el régimen nazi, los disidentes en los Gulags rusos, con la esclavitud negra en los países anglosajones y recientemente con los niños por nacer.
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