El Papa Francisco ha condenado enérgicamente la maternidad subrogada, tachándola de “despreciable” por explotar a madres y niños. Ha propuesto la prohibición universal de esta práctica.
En una reunión con embajadores de todo el mundo celebrada esta semana, subrayó que toda vida, en particular la no nacida en el seno materno, no debe ser objeto de supresión ni cosificación.
En cuanto a la maternidad subrogada, la identificó como una grave violación de la dignidad de la mujer y del niño, que conduce a la explotación de las necesidades económicas de la madre.
Siguiendo con el tema de los niños, subrayó que un niño es siempre un regalo y nunca debe formar parte de ningún contrato comercial. El Papa expresó su deseo de que la comunidad internacional se esfuerce por prohibir universalmente esta práctica.
También expresó su pesar por la continua propagación de una “cultura de la muerte” predominantemente en Occidente. En ella, los débiles como los niños, los ancianos y los enfermos son descartados bajo la bandera de una falsa compasión.
El Dr. John Haas, especialista en bioética, destacó que la maternidad subrogada y la fecundación in vitro (FIV) suelen desembocar en la destrucción intencionada o la congelación de embriones. Señaló que sólo en EE.UU. hay casi un millón de embriones congelados de este tipo.
El arzobispo de San Francisco, Salvatore Cordileone, se hizo eco de la postura del papa Francisco y explicó que el deseo de tener un hijo, aunque encomiable, no justifica la transformación de seres humanos en mercancías.