El matrimonio, integrador de amores

La integración de amores compatibles arroja como resultado un amor más intenso, denso, rico y jugoso

La gran disyuntiva

El amor humano está siempre llamado a crecer, entre otros motivos, porque la alternativa es clara: 

Como el amor es vivo, solo caben dos posibilidades reales: o lo hago crecer o lo estoy matando.

“Los” crecimientos del amor humano

Dos son los modos de hacer crecer el amor entre los hombres: la intensificación y la integración.

La integración de amores compatibles arroja como resultado un amor más intenso, denso, rico y jugoso.

“Los amores” humanos

Muchos son los tipos de amor que pueden establecerse entre los hombres: el paterno, el materno, el fraterno, el erótico, el de amistad…

Cualquier tipo de amor, si es auténtico, busca el bien de la persona amada y es causa de unión entre quienes se aman.

Amor “natural” y amor “electivo”

Una de las distinciones más relevantes, tanto en la teoría como en la vida, señala dos tipos básicos de amor: el natural y el electivo. 

Se trata de amores diferentes, pero no incompatibles. 

Más bien al contrario, 

El amor “natural”

Hasta cierto punto, el amor natural es común al hombre y a los animales.

El amor “electivo”

Es consecuencia de una elección libre, por la que decido querer el bien para otro.

El amor electivo es, por tanto, exclusivo de las personas y deriva de su superioridad respecto a los animales, a la vez que la pone de manifiesto.

Entre los hombres, los lazos derivados de la libertad son superiores a los que surgen de la sangre.

Amistad y eros

El eros

En sus orígenes —por ejemplo, en Platón—, el eros se caracteriza fundamentalmente por su carácter desiderativo y menesteroso. 

En la actualidad, y desde hace ya algunos siglos:

Por cuanto el eros tiende a completar a su sujeto, contribuyendo a su bien propio, se acerca más al amor natural que al electivo.

La amistad

Entra de lleno dentro del amor electivo, basado en una elección libre.

El matrimonio: amor, amistad y eros

Es célebre la afirmación de Saint-Exupéry: «los enamorados se miran el uno al otro [se necesitan]; los amigos miran juntos en la misma dirección [hacia el bien común a ambos, que, en cierto modo, los une]».

El amor conyugal integra, al menos, el eros y la amistad.

El matrimonio facilita la integración adecuada de eros y amistad, de amor natural y amor electivo.

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