Sobre la cuarta propuesta, la ley parlamentaria que despenaliza la muerte médicamente asistida o eutanasia en Portugal, promovida como sus predecesoras por la coalición de socialistas, izquierdistas y verdes ecologistas y animalistas, fue vetada por el Presidente Marcelo Rebelo de Sousa, horas después de señalar que sólo quedaban problemas jurídicos y técnicos en el texto de la ley.
Pocos minutos después de estas declaraciones, el Presidente anunció en una nota en el sitio web de la presidencia de la república que devolvería el decreto nº. 43/XV, sobre la muerte médicamente asistida, al Parlamento, sin promulgación.
“En particular, pido al Parlamento que considere aclarar quién define la incapacidad física de un paciente para autoadministrarse fármacos letales, así como quién debe garantizar la supervisión médica durante el acto de muerte médicamente asistida”, escribió el Jefe de Estado en su carta al Parlamento.
En la cuarta propuesta parlamentaria sobre muerte médicamente asistida se propone que pueda producirse legalmente “por decisión de la persona, mayor de 18 años, cuya voluntad esté vigente y reafirmada, seria, libre y clara, en situación de gran sufrimiento, con lesiones definitivas de extrema gravedad o enfermedad grave e incurable, cuando sea practicada o asistida por profesionales sanitarios”.
Cuando surgieron las primeras iniciativas legislativas sobre el tema, Marcelo Rebelo de Sousa católico practicante, abogó por un debate público amplio y prolongado, sin abrir debates sobre el fondo de las propuestas ni participar en las discusiones, sino que prefirió respetar debidamente su papel institucional y el de los demás y remitirse a sus propias razones de evaluación al final de los distintos procesos parlamentarios.
La mayoría socialcomunista de Portugal está obsesionada con aprobar una ley de eutanasia.
El hecho de que sea por cuarta vez en tres años, para poner en vigor la ley, muestra cómo la eutanasia es una prioridad clave del gobierno.
Recibida la primera propuesta del Parlamento sobre el asunto, el Presidente de Sousa lo remitió al Tribunal Constitucional, que a su vez lo declaró inconstitucional en marzo de 2021; en Noviembre de 2021, antes de la aprobación de la segunda propuesta, el Jefe del Estado recurrió al veto político, al considerar que contenía expresiones contradictorias.
En la actual legislatura, después de que una mayoría de socialistas e izquierdistas aprobara una tercera propuesta, el Presidente envió el texto al Tribunal Constitucional, que lo declaró inconstitucional el 30 de enero.
Ahora, al cuarto intento acosador de la izquierda portuguesa, el valiente Presidente de la República ha decidido vetar de nuevo el texto y devolverlo al Parlamento para que lo corrija.
El Presidente Marcelo de Sousa demuestra ser un gran político católico y un cristiano consecuente que, respetando las instituciones y su papel, consigue con competencia y fe respetar también su propia conciencia y buscar el bien común.
En cuanto a los socialistas e izquierdistas portugueses, incluidos los verdes y los ecologistas, los obsesivos acontecimientos de los últimos tres años en Portugal confirman lo que todos sabemos desde hace mucho tiempo: la izquierda occidental en realidad quiere deshacerse del pueblo y promueve su muerte y, desde luego, no su bienestar ni su justicia social.
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