Tras la anulación del caso Roe contra Wade en 2022, se han ido cerrando centros abortistas independientes en todo EE.UU., incluso en estados principalmente proabortistas con pocas restricciones a las operaciones abortivas.
Los cierres ascienden a 76 centros abortistas independientes -los que no están afiliados a Planned Parenthood o a otra red nacional-, según The Guardian.
Aunque todavía hay 363 centros abortistas independientes operativos, se plantean interrogantes sobre las razones de los cierres. Las limitaciones financieras son una cuestión predominante, y los centros informan de dificultades para mantener los costes operativos y las nóminas.
También se cree que el impacto de las protestas provida en la afluencia a las clínicas es un factor que contribuye a ello.
Jay Thibodeau, director de comunicación de la “Red de Atención al Aborto”, declaró que la presión financiera a la que se ven sometidas las clínicas, ya sea a través de protestas, cambios en los servicios o modificaciones de la normativa, se encuentra en un punto crítico en el que no se vislumbra un alivio esencial.
La disminución de la financiación también podría ser un factor catalizador del cierre de instalaciones. La Federación Nacional del Aborto, por ejemplo, ahora sólo cubre el 30% de los costes del aborto, una reducción significativa respecto a las contribuciones anteriores.
En otros casos, retos financieros y políticos más amplios han provocado el cierre de instalaciones abortistas, como el cierre de cuatro centros de Planned Parenthood en Nueva York.
Además, la administración de Trump ha señalado que Planned Parenthood podría perder el acceso a la financiación de los contribuyentes, lo que amplificaría aún más las limitaciones financieras de los centros abortistas.
Los recién nombrados representantes, Elon Musk y Vivek Ramaswamy, también han abogado por la desfinanciación de la organización.