En mi práctica docente en un instituto español me he vuelto a encontrar con un programa educativo de Manuel Segura, Jesuita profesor universitario e investigador sobre Competencia Social. Vale la pena conocer su obra. Hubo un tiempo en que utilizábamos sus manuales: “Ser persona y relacionarse: Habilidades cognitivas y sociales, y crecimiento moral”. En esta ocasión vamos a desarrollar en clase con los alumnos el programa “Tú decides II” como actividades de tutoría. Me parece interesante reflexionar sobre el origen y el desarrollo de la moral en el hombre.
La moral se desarrolla. El pensamiento y la moral es objeto de la educación.
La moral se aprende del entorno, de lo que vemos a nuestro alrededor. Vigotsky postula que hay un doble proceso en el aprendizaje social: un primer momento en que las cosas ocurren fuera de nosotros y un segundo momento en el que las interiorizamos y las hacemos nuestras (aprendizaje social constructivo). Entonces los nuevos aprendizajes podemos decir que ya forman parte de la persona.
En la moral ocurre lo mismo: un aprendizaje, al principio externo, que con la costumbre o el aprendizaje social, el moldeamiento del entorno, la presión a la que se ven sometidos los niños, pronto interiorizan estos aprendizajes y ya son parte de ellos.
Kohlberg, discípulo de Jean Piaget, tiene una teoría interesante sobre los estadios del desarrollo moral, basados en estudios longitudinales exhaustivos. En los primeros años de la infancia, no existe la moral, hablamos de una etapa premoral: Las normas son impuestas por los adultos; Los niños las cumplen por miedo al castigo o por ganar un premio (buscan el cariño y evitan el rechazo de sus figuras de apego). La verdadera moralidad empieza con la ley del Talión: ojo por ojo y diente por diente; Hacia los 7 años los niños empiezan a cumplir las normas en los juegos porque quieren que los demás también las cumplan. Surge la idea de la justicia. Se va avanzando en el desarrollo moral hacia la comprensión de la necesidad de cumplir unas normas para que funcione la sociedad y a realizar actos altruistas por aquellas personas que me interesan, hasta llegar al desarrollo máximo de la moral que son los principios universales. Cada persona está en un punto de este continuo del desarrollo moral. Desde los delincuentes, que solo cumplen las normas por miedo al castigo si les pillan, hasta los santos, que dan la vida por los demás.
El profesor Marc D.Hauser habla de la existencia en el ser humano de un “órgano moral”, que nos distingue de los animales y que ha ido desarrollándose de forma evolutiva. Se da en todos los seres humanos, matizado por las diferentes culturas. Se basa en la capacidad de dominar el egoísmo forzando a la cooperación ante la posible presencia de vergüenza o sentimiento de culpa por el rompimiento de un compromiso. Define los juicios morales en los seres humanos como resultado de una facultad moral innata similar al instinto del lenguaje. Este órgano nos permite saber de forma inmediata si algo es licito, obligatorio o prohibido.
En estos tiempos más que nunca hemos de afanarnos en enseñar a los niños qué está bien y qué está mal y facilitar que los niños desarrollen su moralidad como esencia plenamente humana, alcanzando el más alto nivel de desarrollo moral. Para ello, los educadores y las familias contamos con autores y materiales como los programas y libros de Manuel Segura Morales. Cuidado con quién educa a nuestros niños.
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