Las principales organizaciones nacionales de campamentos de verano han empezado a incorporar a sus políticas y prácticas teorías controvertidas como la teoría de la identidad de género, la “inclusión trans” y la Teoría Crítica de la Raza (CRT). Esta evolución ha suscitado la preocupación de los conservadores por el potencial de adoctrinamiento ideológico de los jóvenes bajo la apariencia de inclusividad y equidad.
La Asociación Americana de Campamentos (ACA), que agrupa a 10.000 profesionales de los campamentos de verano, ha contribuido decisivamente a integrar estas ideologías de izquierdas en sus prácticas. Supervisa la acreditación de los campamentos de verano de todo el país y ha organizado sesiones de conferencias sobre la “inclusión trans” y la creación de “grupos de afinidad” racialmente excluyentes.
La influencia de organizaciones como Transplaining for Camps, que ofrece formación sobre “prácticas inclusivas LGBTQIA+”, y la Fundación Aloha, que aboga por las identidades de género no binarias, es patente en estas sesiones.
Otras organizaciones de campamentos de verano que siguen su ejemplo son Outward Bound USA y Camp Fire, que defienden la interpretación izquierdista de las cuestiones de sexo, raza y justicia.
Outward Bound USA, uno de los principales proveedores de educación al aire libre, condena las “estructuras subyacentes de injusticia” en la comunidad al aire libre y hace hincapié en la interseccionalidad.
Camp Fire reconoce las contribuciones de los “pueblos indígenas y de dos espíritus”, afirmando que todo individuo tiene derecho a autoidentificarse, y utiliza su plataforma para expresar su apoyo a los jóvenes LGBT y a las minorías raciales.
Varios campamentos de verano individuales también están adoptando estas teorías de izquierdas sobre el género y la raza, lo que lleva a situaciones en las que los adultos del sexo opuesto que se identifican como transexuales podrían compartir cabañas con los campistas.
Esto suscita preocupación por la salvaguarda del bienestar de los niños y el respeto de los derechos y valores de los padres. El campamento Granite Lake de Colorado, por ejemplo, mantiene que los campistas y el personal pueden elegir la cabaña correspondiente a su género autoidentificado. Además, respetarán el nombre y/o pronombre preferido del niño independientemente de los deseos de los padres.
Del mismo modo, Cheley Colorado Camps subraya la distinción entre género y sexualidad y reconoce que opera en tierras indígenas robadas.
La ideología liberal de la “aceptación”, está siendo llevada a su extremo y peligroso final, amenazando los corazones y las mentes de los niños de América. Los campamentos de verano son el último campo de batalla que los conservadores deben luchar para proteger de la agenda LGBT.
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