La campaña de desprestigio contra la escritora británica J.K. Rowling entra en un nuevo e increíble capítulo. Contra Rowling -histórica feminista y hoy tachada de “homófoba”- hay quien propone esta estrategia inédita: divulgar la saga de Harry Potter, pero anulando a la autora.
Aportando más leña a la máquina de espacir barro cotra Rowling se ha sumado, entre otros, el periódico estadounidense The NewYork Times, que irónicamente ha lanzado recientemente una campaña de autobombo simulando defender el “periodismo independiente”. La campaña la forman anuncios de cuatro suscriptores, cada uno de ellos de un grupo demográfico distinto, los cuales tienen en común afirmar que The New York Times forma parte integral de sus vidas.
En uno de estos anuncios, una tal “Lianna”, quizás transgénero, aparece divagando una serie de pensamientos libres, todos bajo la bandera de la matraca políticamente correcta de nuestros tiempos: “romper lo binario [de genero]”, pasar una “semana en el país de los pasatiempos” y, sobre todo, “imaginar a Harry Potter sin su creadora”.
El New York Times publica sus propios anuncios en las principales ciudades de Estados Unidos, como Chicago, Atlanta y Washington DC. Precisamente en la capital apareció el anuncio de la autodenominada “Lianna”.
La voz disonante
Sin embargo, no todos los lectores del prestigioso periódico neoyorquino recibieron con simpatía la campaña de desprestigio contra la autora británica. La notable escritora Joyce Carol Oates mostró su franco desacuerdo por el anuncio y criticó al periódico por su “escandalosa condescendencia”.
Hace unos dos años que Rowling se distanció del movimiento LGBT+, en la creencia de que el único género sexual humano posible es, obviamente, el biológico. La autora de Harry Potter también había expresado su desaprobación por la costumbre -también de marca LGBT+- de definir a las mujeres con la perífrasis “personas que menstrúan”.
“Conozco y quiero a las personas trans, pero borrar el concepto de género elimina la capacidad de muchos de debatir de forma significativa sus vidas. No es odio decir la verdad”, había tuiteado Rowling.
La escritora, condenada al ostracismo en bloque por el establishment de Hollywood, fue además objeto de amenazas de muerte e incluso de una grotesca sentada organizada frente a su casa por tres activistas transgénero, denunciada por la propia Rowling por haber divulgado su dirección privada en las redes sociales.