Klaus Schwab, fundador y líder del Foro Económico Mundial (FEM), va a alejarse de su función ejecutiva para pasar a un papel de presidente no ejecutivo en 2025. Børge Brende, actual presidente del FEM, con una prolífica experiencia dentro de las Naciones Unidas, incluida la presidencia de la Comisión de Desarrollo Sostenible de la ONU, está preparado para tomar las riendas.
Schwab tiene desde hace tiempo fama de figura robusta, particularmente conocido por su comportamiento autoritario. Su dimisión señala un posible cambio en la transparencia de las futuras empresas del FEM, lo que dificultará el seguimiento de su influyente influencia sobre los líderes nacionales y las agendas empresariales.
Bajo Brende, el FEM está preparado para conseguir más poder e influencia entre las “potencias medias”, o estados-nación más pequeños. Estas potencias medias suelen buscar un papel más sustancial en la escena mundial y, por lo tanto, son objetivos atractivos para las empresas transnacionales del FEM. La página web del FEM ya las identifica como fuerzas emergentes en el paisaje multipolar del mundo.
Además, es probable que el liderazgo de Brende reduzca los actos públicos, como las opulentas fiestas de Davos, en favor de reuniones exclusivas y privadas, como las de Bilderberg, lejos de la mirada de la prensa. Esta medida obedece a la necesidad de renovar la imagen del FEM en medio del creciente desdén de las facciones populistas de todo el mundo. El capitalismo participativo, la política estrella de Schwab, requeriría una revisión significativa para frenar este sentimiento.
El FEM se ha ido transformando en un actor importante para los globalistas corporativos, impulsando su agenda a través del totalitarismo inverso. La transición a la dirección de Brende amenaza con permitir que el FEM opere una vez más al margen del escrutinio público, renovando eficazmente su imagen al tiempo que mantiene su control sobre las estructuras corporativistas del mundo. Sin embargo, el auge de plataformas alternativas de medios sociales y de partidos populistas aboga por la resistencia a esta estructura, señalando un potencial de cambio.
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