La resistencia contra la agenda LGBT ha calado en diversos sectores de la sociedad, incluidos los órganos legislativos, las instituciones educativas y las organizaciones religiosas. Esta división se observa claramente entre los líderes religiosos, incluidos los de los círculos católicos, anglicanos y ahora metodistas.
La Iglesia Metodista Unida (IMU), la segunda confesión protestante más grande de Estados Unidos, ha sufrido un éxodo de más de 5.000 congregaciones debido a su postura a favor del colectivo LGBT. Este movimiento de desafiliación ha dejando a la UMC con sólo 25.500 iglesias metodistas, según el servicio oficial de noticias de la UMC.
Según los informes, la salida masiva de las iglesias metodistas se debe a que los líderes liberales de la UMC hicieron caso omiso de una votación de 2019 que apoyaba la prohibición de la iglesia de ordenar al clero LGBT y de acoger u oficiar matrimonios del mismo sexo.
En 2022, Fox News destacó las preocupaciones de numerosos miembros conservadores del clero metodista que consideraban que, en lugar de resolver la cuestión, la votación de 2019 fue ignorada por muchos líderes liberales dentro de la UMC que optaron por permanecer en la denominación mientras comisionaban abiertamente a clérigos homosexuales y oficiaban matrimonios del mismo sexo.
La Conferencia General Metodista aprobó en 2019 una ley eclesiástica que permitía a las iglesias de la UMC desafiliarse con su propiedad eclesiástica si lo aprobaban dos tercios de su congregación y del cuerpo de gobernadores regionales. Esta ley ha allanado el camino para el reciente éxodo masivo por la aceptación abierta de la agenda LGBT.
Esta resistencia contra la normalización de la homosexualidad y la ideología transexual no se limita a los sectores religiosos. Los órganos legislativos nacionales e internacionales, así como los mercados comerciales y otras jerarquías religiosas, se hacen eco de estos sentimientos.
Varios estados han introducido prohibiciones de procedimientos y tratamientos como cirugías de transición y bloqueadores de la pubertad para menores. A escala internacional, el gobierno de Uganda ha endurecido las penas por sodomía y violación homosexual de menores.
Asimismo, varios obispos anglicanos africanos han roto lazos con la Iglesia Anglicana de Inglaterra debido a su aprobación de la bendición de uniones del mismo sexo.
A pesar de que un puñado de obispos y cardenales católicos estadounidenses disidentes apoyan abiertamente o permiten pasivamente la agenda LGBT, los obispos católicos estadounidenses han condenado firmemente la promoción agresiva de la ideología transgénero y los llamados tratamientos “transicionales” para niños.
La creciente reacción contra la “cultura woke” ofrece un rayo de esperanza, que podría indicar un cambio de impulso hacia la recuperación de la cultura tradicional y los valores familiares. El último escándalo en el seno de la Iglesia Metodista es otro indicador de este cambio de paradigma.
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