El viernes 8 de abril de 2016 la Santa Sede dio a conocer el texto de la exhortación apostólica post sinodal “Amoris Laetitia” del papa Francisco, posiblemente el documento papal más esperado de los últimos años. Estamos ahora celebrando el 5º aniversario de este documento magisterial, en pleno año dedicado a su estudio. El año Amoris Laetitia discurre desde el 19 de marzo de 2021 al 26 de junio de 2022.
Los papas más citados en el texto de la Exhortación son san Juan Pablo II, seguido de Benedicto XVI y Pablo VI, los tres últimos papas si no tenemos en cuenta el breve papado de Juan Pablo I. Plenamente apoyado en la Relatio de los sínodos de 2014 y 2015, síntesis del trabajo de todos los padres sinodales, presenta esta exhortación del papa abundantes citas de las catequesis sobre la familia del mismo Francisco, así como discursos en el primer Encuentro Mundial de las Familias al que asistió, el de Filadelfia en septiembre de 2015, y doctrina común de Santo Tomás de Aquino, sin olvidar abundantes citas del Catecismo de la Iglesia Católica y documentos de diversas conferencias episcopales de múltiples naciones.
Ese mismo 8 de abril de 2016 publiqué el primer artículo aparecido en la prensa española analizando la exhortación apostólica Amoris Laetitia del papa Francisco, y fácilmente de los primeros en el planeta si se tiene en consideración que lo lancé a las 12:00 del mediodía el 8 de abril de 2016, momento en que finalizaba el embargo establecido por la sala de prensa del Vaticano. Había pasado toda la noche analizando el documento papal, que me había llegado desde el Vaticano la tarde del día 7 de abril, para poder publicar mis reflexiones a las 12 del mediodía de la mañana siguiente. Me senté a trabajar en el documento sobre las 9 de la noche para levantarme de la silla a las 12 del mediodía del día siguiente, unas 15 horas después.
Los 16 puntos que a mi parecer parecían destacables en una primera lectura de la exhortación apostólica, recogen las frases del papa que son más relevantes para la familia cristiana.
Mientras leía el capítulo 8 de Amoris Laetitia me recorría el cuerpo como un sudor frío, como una voz que me decía que los malos augurios de algunos de que en Amoris Laetitia iban a quedar reflejadas unas reflexiones elaboradas por el papa ambiguas y confusas para algunos, y también por colaboradores del papa que desean cambiar la doctrina de la iglesia, y que serían signo de contradicción para los siguientes años. Así ha sido, y el capítulo 8 se ha convertido en un arma de doble filo. Por un lado, refleja la intención del papa Francisco de acoger a todos aquellos que se sienten rechazados por la Iglesia debido a la discordancia de su situación marital, y por otro lado hay una cohorte de teólogos que convierten la casuística moral de cada situación personal en norma general. La confusión llega hasta el momento de escribir estas líneas, y es probablemente la confusión más grave vivida por la iglesia en el mundo contemporáneo.
Los otros capítulos, sin embargo, constituyen a mi entender una obra de arte de pedagogía de la vida familiar, y son en gran parte reflejo fiel de la gran experiencia de vida del papa Francisco y de su enorme capacidad de pintar los conceptos más complejos con palabras, aportando un juego de luces y de sombras del que emana unos relieves hermosos, que hacen entendedero el camino ordinario del cristiano corriente.
Así, divido estas reflexiones en tres partes, con 4 puntos la primera, y 6 las siguientes. Buena lectura.
1.- EL HOMBRE Y LA MUJER, CREADOS A IMAGEN DE DIOS, REFLEJO DE LA RELACIÓN TRINITARIA
«Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó» (GEN. 1,27). Sorprendentemente, la «imagen de Dios» tiene como paralelo explicativo precisamente a la pareja «hombre y mujer». ¿Significa esto que Dios mismo es sexuado o que con él hay una compañera divina, como creían algunas religiones antiguas? Obviamente no (…) la fecundidad de la pareja humana es «imagen» viva y eficaz, signo visible del acto creador. La pareja que ama y genera la vida es la verdadera «escultura» viviente capaz de manifestar al Dios creador y salvador. Por eso el amor fecundo llega a ser el símbolo de las realidades íntimas de Dios» (AL punto 10).
Este aspecto de la doctrina de la Iglesia sobre la complementariedad de los sexos y la dimensión trinitaria de la familia cristiana, cocreadora con Dios, se vio atacado durante los días del Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia en 2015 y en Dublín en 2018, y desde ese momento, como antes, pero con más intensidad, hasta un punto nunca imaginado, con los escándalos de homosexualidad entre los mismos cardenales de la Iglesia Católica en estos últimos 5 años.
2.- EL TRABAJO, COOPERACIÓN EN LA CREACIÓN DIVINA, NUNCA UN CASTIGO
«Al comienzo del Salmo 128, el padre es presentado como un trabajador, quien con la obra de sus manos puede sostener el bienestar físico y la serenidad de su familia: “Comerás del trabajo de tus manos, serás dichoso, te irá bien”» (AL punto 23). (…) «Se comprende que la desocupación y la precariedad laboral se transformen en sufrimiento, como se hace notar en el librito de Rut y como recuerda Jesús en la parábola de los trabajadores sentados, en un ocio forzado, en la plaza del pueblo (…) y esta ausencia de fuentes de trabajo afecta de diferentes maneras a la serenidad de las familias» (AL punto 25).
3.- ACECHO DE UNA CULTURA INDIVIDUALISTA
«Hay que considerar el creciente peligro que representa un individualismo exasperado que desvirtúa los vínculos familiares y acaba por considerar a cada componente de la familia como una isla, haciendo que prevalezca, en ciertos casos, la idea de un sujeto que se construye según sus propios deseos asumidos con carácter absoluto. (…) Las tensiones inducidas por una cultura individualista exagerada de la posesión y del disfrute generan dentro de las familias dinámicas de intolerancia y agresividad» (AL punto 33).
4.- RITMO DE VIDA ACELERADO QUE DIFICULTA LA VIDA DE LAS FAMILIAS
«Quisiera agregar el ritmo de vida actual, el estrés, la organización social y laboral, porque son factores culturales que ponen en riesgo la posibilidad de opciones permanentes. Al mismo tiempo, encontramos fenómenos ambiguos. Por ejemplo, se aprecia una personalización que apuesta por la autenticidad en lugar de reproducir comportamientos pautados. Es un valor que (…) mal orientado, puede crear actitudes de permanente sospecha, de huida de los compromisos, de encierro en la comodidad, de arrogancia. La libertad para elegir permite proyectar la propia vida y cultivar lo mejor de uno mismo, pero si no tiene objetivos nobles y disciplina personal, degenera en una incapacidad de donarse generosamente. (…) Podemos destacar también un loable sentido de justicia; pero, mal entendido, convierte a los ciudadanos en clientes que sólo exigen prestaciones de servicios. Si estos riesgos se trasladan al modo de entender la familia, esta puede convertirse en un lugar de paso, al que uno acude cuando le parece conveniente para sí mismo, o donde uno va a reclamar derechos, mientras los vínculos quedan abandonados a la precariedad voluble de los deseos y las circunstancias» (AL punto 34).
Los otros puntos que personalmente quiero destacar del texto de esta exhortación apostólica en el año que celebra su 5º aniversario son: La propuesta del Matrimonio cristiano al mundo, fuente de humanidad; el matrimonio, entorno de crecimiento personal; el peligro del secularismo y la decadencia cultural, junto a la “cultura de lo provisorio; el culto a la afectividad sin límites, al sexo de consumo y al uso desmedido de internet; mentalidad antinatalista y políticas mundiales de salud reproductiva. Intervencionismo del estado; la eutanasia y el suicidio asistido son graves amenazas; Difícil conciliación trabajo/familia. Ansiedad; Sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un varón y una mujer cumple una función social plena; la mujer como víctima: violencia física, mercantilización del Cuerpo y los vientres de alquiler; la mentira antropológica de la “Ideología de Género”. La desvirtualización del acto generativo; validez de la Humanae Vitae; y finalmente la Acogida de las personas en posteriores uniones de vida marital.