A principios de enero, se puso la primera piedra en España para una ley del latido fetal, como se hizo en Texas.
El gobierno autonómico de Castilla-León aprobó un pack de medidas de apoyo a la mujer embarazada por el que los médicos se verán obligados a ofrecerle tres opciones a las embarazadas que pida el aborto: la posibilidad de escuchar el latido del feto, que los progenitores puedan tener una ecografía en 4D y un apoyo a la atención psicológica.
Fijaos que se trata de OFRECER escuchar el latido y la ecografía, no se impone, no se hace de manera obligatoria por ley, se ofrece, y sin embargo, el revuelo que se ha organizado en torno al tema, la furia de los abortistas, el acoso mediático, el linchamiento político etc., pone de relieve una cosa: que el latido fetal es una de las claves. Que, sin darnos cuenta, hemos tocado una tecla fundamental. Los abortistas no quieren de ninguna manera que se escuche latir el corazón del bebé. Han saltado como hienas. Y eso tiene un motivo.
¿Entonces cuál es la conclusión? Que sea como sea debemos hablar del latido fetal, debemos exigir que se ofrezca, debemos pedir a los políticos que promuevan estas medidas, debemos hablar del corazón del bebé.
Es la llave para reabrir el debate del aborto, para volver a meterlo en la agenda y para hacer frente a quienes buscan la destrucción y la muerte y ponen en el aborto su máximos esfuerzos.
No nos cansemos de hablar de ello, hagamos a los políticos escuchar ese latido, financiemos anuncios en la radio o ambulancias con ecógrafo frente a los abortorios, publiquemos en las redes sociales, escribamos artículo o compartamos lo que leemos.
Hemos dado con la clave del éxito, es el momento. No lo dejemos pasar. Todos podemos hacer algo en cada uno de nuestros países y regiones. Hay una brecha en la muralla.