Independientemente del tema que se tratara, el famoso senador romano Catón el Viejo (234-149 a.C.) terminaba todos sus discursos con la famosa frase: “Y Cartago debe ser destruida”. ¿Por qué hizo esto Catón? Porque sabía que, fuera cual fuera el tema que se debatiera en el Senado romano, la cuestión clave a la que se enfrentaba su país sería siempre si Roma derrotaría a Cartago para convertirse en la potencia dominante del mundo mediterráneo de la época.
La época de Catón es muy similar a la nuestra en Occidente. Sea cual sea el tema que se debata en Washington y en las capitales de los estados, la cuestión clave hoy siempre será si se logrará imponer el programa radical LGBT a nuestros hijos -los líderes de mañana- o si las personas de bien se alzarán para derrotar esta insidiosa ideología.
No se equivoque. Los defensores de la ideología radical LGBT quieren acabar por completo con miles de años de civilización occidental adoctrinando a nuestros hijos. Quieren enseñar a nuestros niños de guardería la “identidad de género” y la orientación sexual, hacer que los profesores de las escuelas públicas “transformen” a los niños en niñas y a las niñas en niños sin que los padres lo sepan, permitir que los varones biológicos compitan en equipos deportivos femeninos y utilicen los baños y duchas femeninos, colocar mensajes radicales de la agenda LGBT en medios de comunicación antes “aptos para familias” como Disney y Nikelodeon, y cosas por el estilo. Los activistas LGBT radicales están librando una guerra contra nuestros hijos y demasiados padres no son conscientes de lo que está ocurriendo; por eso estamos perdiendo. Estos activistas han estudiado claramente al tirano ruso Lenin, que declaró célebremente:
“Dadme cuatro años para enseñar a los niños y la semilla que he sembrado nunca será arrancada”.
Así que, como escribo sobre temas culturales para Ifamnews, terminaré todos mis artículos así: “Y la agenda radical LGBT debe ser derrotada”. Hay demasiado en juego para que perdamos esta guerra. Y al igual que Roma derrotó finalmente a Cartago en el 146 a.C. -sólo 3 años después de la muerte de Catón- y se convirtió en el actor mundial dominante, nosotros también podemos derrotar a la agenda radical LGBT si nunca cejamos en la protección de nuestros hijos y en la defensa de la Civilización Occidental.
Imagen: Busto de Catón el Viejo, Enciclopedia Británica
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