Una familia cristiana, Daniel Samson y Bianca Samson, ha presentado una demanda contra Suecia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos después de que sus dos hijas mayores fueran puestas bajo la custodia de las autoridades suecas de servicios sociales en diciembre de 2022.
Las niñas, de 10 y 11 años en ese momento, fueron retiradas tras un incidente denunciado en la escuela: la hija mayor hizo una acusación de abuso contra sus padres después de que estos le negaran el uso del teléfono móvil y privilegios de maquillaje, y luego se retractó de la acusación. Los fiscales no encontraron pruebas de abuso y cerraron la investigación, pero las niñas han permanecido separadas de sus padres desde entonces.
Posteriormente, las autoridades suecas etiquetaron a los padres como “extremistas religiosos” basándose en su asistencia a la iglesia tres veces por semana y sus restricciones en el uso del teléfono y el maquillaje por parte de las niñas, a pesar de que esto es coherente con las creencias y valores cristianos de la familia.
Las dos niñas han sido ubicadas en hogares de acogida separados, lejos la una de la otra y de la familia, y solo se les permite una visita supervisada al mes con sus padres. Mientras tanto, su salud física y mental se ha deteriorado significativamente durante esta prolongada separación.
Habiendo agotado los recursos legales internos de Suecia, incluida una decisión del Tribunal Supremo sueco de no admitir el caso en marzo de 2025, los Samson ahora buscan reparación en virtud del Convenio Europeo de Derechos Humanos, argumentando que se han violado los artículos 8 (derecho a la vida familiar) y 9 (libertad de religión). ADF International sostiene que el caso ejemplifica una peligrosa extralimitación estatal y discriminación religiosa en nombre de la intervención para el bienestar infantil.
Este caso plantea preguntas urgentes sobre los derechos de los padres a dirigir la educación de sus hijos, proteger sus convicciones religiosas y mantener la unidad familiar, especialmente cuando la única “evidencia” de riesgo proviene de elecciones de estilo de vida alineadas con compromisos de fe en lugar de un daño real a los niños.
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