El presidente Trump firmó el martes una importante orden ejecutiva dirigida a la promoción de la libertad religiosa a nivel internacional, y a consolidar el compromiso de los Estados Unidos con la libertad religiosa en su política exterior y en la difusión de la ayuda.
La nueva orden llama a la libertad religiosa “la primera libertad de América”, y dice que es un “imperativo moral y de seguridad nacional”, que “no es… una creación del estado, sino… un don de Dios a cada persona y un derecho fundamental para el desarrollo de nuestra sociedad”.
Cabe destacar el impacto de la orden en el trabajo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), que recibirá un presupuesto anual de al menos 50 millones de dólares “para programas que promuevan la libertad religiosa internacional”. La orden continúa describiendo ejemplos de estos programas, tales como:
…aquellos destinados a anticipar, prevenir y responder a los ataques contra personas y grupos por motivos de su religión, incluidos los programas destinados a ayudar a garantizar que esos grupos puedan perseverar como comunidades distintas; promover la rendición de cuentas de los autores de esos ataques; garantizar la igualdad de derechos y la protección jurídica de las personas y los grupos, independientemente de sus creencias; mejorar la seguridad de los lugares de culto y los espacios públicos para todas las religiones; y proteger y preservar el patrimonio cultural de las comunidades religiosas.
La importancia de esto es que bajo algunas Administraciones anteriores, el trabajo de la USAID y la ayuda extranjera generalmente se ha utilizado con frecuencia para el propósito exactamente opuesto. Un ejemplo famoso puede atestiguarse en el perenne debate sobre la llamada “Política de la Ciudad de México”, una política que impide la distribución de la ayuda de los Estados Unidos a los proveedores de servicios que aconsejan o practican abortos, y que suele ser rescindida bajo las administraciones demócratas de la Casa Blanca, sólo para ser restablecida cuando un republicano llega al cargo. Pero más en general, la USAID ha sido a menudo asociada problemáticamente con la anulación de la libertad religiosa a favor de cosas como la “salud reproductiva” y la “planificación familiar”, la ayuda extranjera a menudo está vinculada a la condición de que los que administran los programas de bienestar social en los países extranjeros asesoren a los servicios de aborto, proporcionen anticonceptivos, implementen “educación integral sobre salud sexual” y persigan otros temas progresistas de la agenda. Dado que, en muchos países, las congregaciones religiosas suelen proporcionar una gran parte de los servicios de salud, educación y bienestar, esto suele poner a estos grupos en una crisis de conciencia sobre la aceptación de la ayuda de la USAID.
Hablando con el New York Post, un alto funcionario de la administración Trump explicó que la orden “integra completamente la visión del presidente – una vigorosa defensa de los derechos de la Libertad Religiosa Internacional para todos – en los aspectos claves de la política exterior de los Estados Unidos”.
Aparte de la relación con la administración de la ayuda exterior, es de suponer que esta “integración de la visión” también se refleja en las nuevas directrices dadas al Departamento de Estado y al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, a los que se alienta a adoptar medidas enérgicas para responder a las naciones que coinciden con las designaciones de “país de especial preocupación” y “lista de vigilancia especial” definidas en la Ley de libertad religiosa internacional Frank R. Wolf (Ley pública 114-281). Entre los ejemplos de esas medidas mencionadas en la ley cabe citar la restricción de la expedición de visados o incluso la imposición de sanciones a las naciones que violan habitualmente la libertad religiosa.
Esta orden es un desarrollo bienvenido en la política exterior de los Estados Unidos con respecto a la libertad de religión, y se espera que, dado que las minorías religiosas del mundo se enfrentan a una persecución cada vez mayor cada año, este compromiso renovado dé frutos para corregir y revertir ese daño.
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