La reverenda Rebecca Todd Peters, ministra ordenada en la Iglesia Presbiteriana (EE.UU.), ha causado controversia al afirmar en un sermón que sintió la presencia de Dios con ella cuando decidió abortar dos veces.
Peters, que también es profesora y activista abortista, defendió su decisión alegando que un embarazo o un parto “forzados” “no son santos”. Argumentó que la Biblia no aborda la cuestión del aborto y negó la humanidad biológica de los bebés no nacidos.
Este punto de vista va en contra de las enseñanzas de las confesiones verdaderamente cristianas que hacen hincapié en el valor de los bebés no nacidos y en la santidad de la vida.
La Iglesia Presbiteriana (EE.UU.) aprobó el año pasado una resolución de apoyo al aborto, uniéndose así a otras denominaciones protestantes mayoritarias en su apoyo al aborto.
Hay muchos cristianos de verdad que trabajan activamente para salvar a los bebés no nacidos y apoyar a las madres embarazadas y a los padres. Los centros de embarazo, las casas de maternidad y otras organizaciones benéficas dirigidas por cristianos proporcionan asistencia y recursos para ayudar a las madres necesitadas. Estos esfuerzos reflejan un verdadero amor por los demás y el compromiso de defender a los vulnerables y promover el bienestar tanto de las madres como de los bebés.
La perspectiva que comparte la reverenda Rebecca Todd Peters es totalmente incompatible con una visión verdaderamente cristiana del mundo. Un cristiano apoya la vida, desde la concepción hasta la muerte natural.
Cualquiera que afirme ser cristiano y apoye el asesinato de niños está llevando a otros al escándalo y al pecado.
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