En una contenciosa disputa por la custodia ante el Tribunal Judicial Supremo de Maine, Emily Bickford está apelando una orden del Tribunal de Distrito de Portland que le prohíbe llevar a su hija de 12 años a la Capilla Calvario en Portland o exponerla a las enseñanzas de la Biblia. El fallo, que otorga al padre, Matthew Bradeen, la autoridad exclusiva sobre las decisiones religiosas, se deriva de las afirmaciones de que los servicios de la iglesia causaron daño psicológico a la niña, incluyendo ataques de pánico severos y notas sobre «el rapto está llegando». Bickford, representada por Liberty Counsel, argumenta que la orden infringe inconstitucionalmente sus derechos de la Primera Enmienda a guiar la fe de su hija, afectando no solo la asistencia a la iglesia, sino cualquier contacto con textos o filosofía religiosa.
La decisión del tribunal inferior siguió al testimonio que destacaba la angustia emocional de la hija después de comenzar en la Capilla Calvario, donde Bradeen alegó «signos psicológicos alarmantes» que hacían «psicológicamente inseguro» para ella continuar. La abogada de Bradeen, Michelle King, defendió la orden como una medida preventiva necesaria bajo el precedente legal para prevenir daños emocionales severos, sin requerir daños irreparables. El fallo otorga a Bradeen la última palabra sobre la participación en otras iglesias y grupos religiosos, despojando a Bickford de su papel compartido en la toma de decisiones en la educación religiosa de la niña.
El escrito de apelación de Liberty Counsel acusa a Bradeen de ser «demostrablemente y abiertamente hostil» a la instrucción bíblica, con amplias objeciones tanto al Antiguo como al Nuevo Testamento. El fundador Mat Staver calificó el alcance de la orden como «impresionante», prohibiendo incluso la literatura o filosofía religiosa, y advirtió que representa una «grave amenaza para la libertad religiosa». El grupo sostiene que las creencias de uno de los padres no pueden justificar favorecerlo en la custodia, enfatizando que los tribunales no deben involucrarse en asuntos de fe en ausencia de un abuso claro.
Se espera que los jueces sopesen si las reacciones de la niña cumplen con el alto umbral para restringir las protecciones constitucionales. A finales de 2024, el Tribunal Judicial Supremo de Maine está deliberando sobre la apelación, con un fallo pendiente que podría revocar, confirmar o modificar la orden. Una decisión puede sentar precedentes para los casos de custodia en todo el país que involucran la fe, potencialmente salvaguardando o limitando cómo los tribunales abordan las reclamaciones de daño psicológico por la exposición religiosa. Para Bickford, el resultado determinará si las prácticas cristianas de su familia pueden continuar en medio de la continua disputa parental.
