Un hombre sorprende a la policía en Irlanda al identificarse como perro

En un caso extraño ocurrido en el condado de Tyrone, Irlanda, un hombre sorprendió a los agentes de policía al insistir en que “se identificaba como perro” tras ser arrestado por conducir ebrio. Los testigos dicen que se puso a cuatro patas, ladró, gruñó e incluso intentó olfatear los zapatos de los agentes que lo arrestaron.

Cuando la policía le pidió al acusado que se sometiera a una prueba de alcoholemia, se negó, alegando que los animales no podían ser examinados. Un registro de su coche reveló 70 cartuchos de escopeta, y los investigadores confirmaron más tarde que no tenía licencia de armas de fuego. Este descubrimiento se sumó a la gravedad de sus cargos.

En el Tribunal de Magistrados de Dungannon, el juez Francis Rafferty se apresuró a desestimar las payasadas. Dirigiéndose a la defensa, bromeó: “¿Cómo identifica ahora al acusado? Un idiota, obviamente, pero ¿hay algo más en ello?”. Le dijo directamente al hombre que el tribunal no tenía intención de castigarlo por fingir ser un animal, pero enfatizó que la policía “tiene cosas mejores que hacer que lidiar con personas que pretenden ser miembros del reino animal”.

El tribunal multó al acusado con 650 libras esterlinas, suspendió su licencia de conducir durante 19 meses y ordenó la destrucción de la munición incautada. El fallo del juez Rafferty fue claro y decisivo, enviando un mensaje de que el comportamiento necio no sería tolerado en el sistema de justicia.

El caso también plantea una cuestión más profunda: si un tribunal puede desestimar la afirmación de un hombre de ser un perro como una tontería, ¿por qué las afirmaciones similares de hombres que “se identifican” como mujeres se tratan con deferencia y acomodo legal? El contraste muestra cuán irracionales pueden ser las instituciones cuando se trata de aplicar el sentido común a las declaraciones de identidad.

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