Un ex ejecutivo arroja luz sobre la fuerza que hay detrás de las empresas “despertadas”

Afirma que estas empresas se doblegan ante las firmas de inversión. La presión se ejerce sutilmente, a través de la politiquería entre bastidores, y a menudo está impulsada por los legisladores progresistas que supervisan los fondos de pensiones gubernamentales

Anson Frericks, antiguo ejecutivo de Anheuser-Busch, arrojó recientemente luz sobre los mecanismos que se esconden tras la ola de woke governance que afecta a grandes empresas como Anheuser-Busch y Target.

Durante una aparición en el programa “Jesse Watters Primetime” de Fox News, reveló que esta tendencia a menudo se origina en las empresas de inversión, en particular las de tendencia izquierdista como BlackRock, con sede en Nueva York, y Vanguard, con sede en Pensilvania.

Estas empresas ejercen una influencia sustancial sobre estas corporaciones, presionándolas para que adopten sus ideologías y dirigiendo sus estrategias de producto.

Frericks profundizó en la dinámica de poder entre estas empresas influyentes y las grandes corporaciones. Afirmó que firmas como BlackRock, Vanguard y State Street, que gestionan colectivamente alrededor de 20 billones de dólares en capital, ejercen su influencia financiera para propagar agendas políticas.

La presión se ejerce sutilmente, a través de la politiquería entre bastidores, y a menudo está impulsada por los legisladores progresistas que supervisan los fondos de pensiones gubernamentales.

Estas controvertidas decisiones, como la mal concebida promoción de Bud Light de Anheuser-Busch con el influencer transexual Dylan Mulvaney, han provocado boicots en todo el país, sobre todo por parte de los clientes más conservadores.

Según Frericks, la red de influencia subyacente se extiende hasta el más alto nivel de la gobernanza estatal. Como ejemplo, citó que una de las empresas gestiona el fondo de pensiones de California, que resulta ser el mayor del país.
Los políticos de California, por tanto, tienen mucho que decir en la gobernanza y la politiquería de estas empresas, dadas sus sustanciales participaciones inversoras. Esta red de influencia les permite dar forma a las estrategias y políticas corporativas.

Además, Frericks señaló que los legisladores suelen imponer condiciones a estas empresas de inversión. “Por ejemplo, en California han ordenado recientemente a los grandes fondos de pensiones que desinviertan de los combustibles fósiles y del petróleo y el gas“, dijo.

Frericks también mencionó las directivas dadas a firmas como BlackRock, State Street y Vanguard por los legisladores, que les exigen comprometerse con los principios ESG -diversidad, equidad, inclusión– y hacer cumplir estos compromisos en todas las grandes empresas que gestionan.

Frericks compartió con franqueza que dimitió de Anheuser-Busch debido, en parte, a su desilusión con el enfoque de la América corporativa hacia el compromiso político, que a menudo iba en contra del sentimiento público.

Se refirió a casos como la reacción violenta a la que se enfrentaron Coca-Cola y Delta Airlines, ambas con sede en Atlanta, tras la aprobación de leyes de integridad electoral por parte de los legisladores de Georgia.

Lamentó que las empresas crucen cada vez más la línea que separa los negocios de la política, lo que a menudo tiene consecuencias negativas.

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