Yo entiendo que, de primeras, nadie quiere emigrar, dejar su tierra, su familia, su entorno, su cultura… creo que cualquiera preferiría tener un trabajo y una vivienda digna en su tierra antes de tener que ir a un lugar desconocido a buscar no se sabe bien qué ni dónde ni cómo.
Hay muchos tipos de emigración, desde luego, a todos los niveles y por diferentes periodos de tiempo, pero me voy a referir a la situación de hoy en Europa. Una situación concreta producida por un objetivo ideológico concreto disfrazado de objetivo humanitario.
Hoy se vende en los países africanos musulmanes un paraíso en Europa y se genera un ‘efecto llamada’ que es una forma de arrebatarle a la gente lo suyo para alcanzar un sueño irreal e imposible.
Ese efecto llamada tiene un objetivo, la destrucción de Europa y sus raíces cristinas y ‘rellenar’, de paso, una sociedad vacía, sin niños porque no se quiere fomentar la natalidad también por motivos ideológicos.
Estamos llamando a los musulmanes a venir a Europa, especialmente a España, sin tener nada que ofrecer, ni trabajo ni vivienda ni una cultura sólida que merezca la pena el desarraigo. Y eso sólo se entiende como una mafia ideológica.
Si realmente hubiese un interés humanitario, entonces el objetivo sería luchar de verdad contra la pobreza en sus lugares de origen o traerles de manera ordenada y social y laboralmente asequible. Lo demás es mafia, explotación y utilización.
Por mi parte, no puedo estar de acuerdo ni aceptar la inmigración ilegal, porque como su propio nombre indica, es ‘ilegal’ y porque sólo conlleva desorden y alteraciones de todo tipo.
Por poner un ejemplo, yo puedo hacer obras de caridad, ayudar a los necesitados y dedicarles una gran parte de mi tiempo, pero no les llevo a mi casa aleatoriamente ni de manera masificada porque tengo unos hijos, una familia que necesita un orden, unas pautas y un espacio privado. No abro las puertas de mi casa libremente para que entre quien quiera y cuando quiera.
Esto no significa que cuando lo inmigrantes llegan, no les tratemos con humanidad y caridad, buscando ayudarles y sacarles adelante, pero exigiendo un orden, un respeto y el cumplimiento de las reglas del país que les acoge.
Son dos planos diferentes, el asistencial, que por así decir, ‘pone parches’ y hay que darlo todo cuando nos necesiten y no mirar para otro lado, y el legislativo y político que debe buscar soluciones de fondo, a medio y largo plazo, soluciones en los países de origen, soluciones a una inmigración ordenada y legal, soluciones de protección y salvaguarda de la cultura y de respeto a las leyes y costumbres propias.
No mezclemos los dos planos ni ignoremos ninguno de ellos.
Discussion about this post